Cuando se habla de la Media Torta es mandato pronunciar sin el menor asomo de ninguna duda el nombre de su emblemático presentador Eduardo Corredor Díaz. Cuarenta años al frente de esta admirable labor le dan los atributos necesarios para que su nombre siempre sea tenido en cuenta como baluarte de esta Institución.
Eduardo Corredor Díaz está actualmente en receso de sus actividades profesionales porque su estado de salud no se lo permite. Pese a su condición, sus deseos son de mantener una actitud positiva frente a la vida anhelando volver a estar frente a ese público que le ha sido fiel por décadas.
Serían incontables las historias y anécdotas que escucharíamos de este hombre de MEDIOS por el cual han pasado infinidad de artistas durante todos estos años. No pudiendo saberlo todo, nos consolamos por lo menos el podernos enterar de algunos pasajes de su pródiga carrera en el arte de presentar e interactuar con un selecto público que con firmeza se le atribuye ser “el Mejor del mundo”.
Por: Germán Posada
G.P.: ¿Cuál es su estado de salud actualmente?
E.C.: Mi estado de salud no es muy bueno. Tuve una recaída impresionante y duré dos meses hospitalizado a raíz de una bacteria peligrosísima que me dejó sin masa muscular. Tengo problemas en los pulmones de los cuales ya me han sacado agua dos veces. Debo controlar mi consumo de agua porque mi pleura se llena, debo hacerlo en pequeñas cantidades. Me tuvieron que operar la pierna derecha pretendiendo buscar la bacteria pero no la encontraron y esto no me permite caminar muy bien.
G.P.:¿Hace cuanto que está delicado de salud?
E.C.: Desde el mes de octubre del año pasado. Soy un paciente renal y soy dializado desde hace cuatro años ya que mis riñones sufren una enfermedad Renal Poliquística que es congénita y que iba a desarrollarse en cualquier momento. La diálisis es una manera de continuar la vida, el problema básico son los efectos que tienen las diálisis que tienen los riñones después de estar acabados en donde aparecen enfermedades que no sabes de que se tratan.
G.P.: Hay una cuenta personal en donde pueden consignarle para ayudarle con sus gatos hospitalarios. ¿Por qué es tan importante recibir muestras de solidaridad hacia usted?
E.C.: Así es. Al principio no me sentía muy bien con esto. A mí me da vergüenza ese tipo de cosas. Realmente la pensión que yo tengo es muy pequeña y no alcanza con todos los gastos de la enfermedad. Un día aparece un examen que no es cubierto por el sistema de salud y esto crea un inconveniente muy grande. Aunque es un derecho hay muchas cosas que el paciente tiene que cubrir y son muy costosas. Por ese motivo es que acepté. Además son mis colegas, mis amigos, los que quisieron iniciar este proceso.
G.P.: En su carrera como catedrático ha trabajado mucho el tema del arte de persuadir. ¿Por qué le gusta esta especialidad?
E.C.: Yo fui docente e investigador en la Universidad EAN, en la Universidad Militar y en el Politécnico Gran Colombiano. Siempre bajo la tutela de las facultades de Humanidades y Ciencias Sociales. Allí me dieron la oportunidad de dictar cátedras que tuvieran que ver con el desarrollo personal. Yo considero que cualquier profesional en el país debe ser primero buen ser humano antes que un gran profesional. En Colombia o en cualquier parte del mundo encontramos gente con muchísima sabiduría, conocedores del tema que incluso dan cátedra de lo que hacen pero que como seres humanos infortunadamente no son aceptados porque tratan mal a los demás, no reconocen sus potenciales, los humillan y muchas cosas más por el estilo. Por eso yo creé esa cátedra.
G.P.:¿Qué le llamó la atención de ser locutor?
E.C.: Desde muy pequeño a pesar de que yo era muy tímido. Para mi ver esa cajita de televisión era una maravilla. Esa magia que expelía la pantalla en blanco y negro cuando era niño me fascinaba. Me gustó. También hice televisión con Señal Colombia, hice algunos directos de Teleconferencias y televisión con Canal Capital, porque fui presentador de Los Festivales al Parque. Especialmente de Salsa, de Jazz, de Opera. Fui parte del equipo que creó todos los Festivales al Parque aquí en Bogotá. A mí me tocó manejar la parte conceptual de los Festivales. Hacía los libretos. Inventaba las frases. Era como un “Copyright” digámoslo así en este aspecto de la cultura.
Trabajé en radio comercial, en la Emisora Mariana, en la Cadena Súper, en el Grupo Radial Colombiano y en Caracol Radio. Pero la verdad esto no me llamó mucho la atención. En el momento en el que me ofrecieron ser el Jefe de Prensa del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, yo lo acepté inmediatamente. Era una gran oportunidad de mostrar un gran potencial y además para la época era muy llamativo el salario. Trabajé veinte años con el Instituto y luego el Doctor Peñalosa a los más antiguos nos despidió y pasé a trabajar como contratista presentando la Media Torta y los Festivales al Parque.
Yo nunca me consideré solamente un presentador, más que esto fui un formador de públicos, esa parte para mí era absolutamente esencial. Había que hablar del artista pero también de lo que ese artista decía. Todo esto ayudó muchísimo para que la gente entendiera del por qué de nuestras tradiciones musicales populares.
G.P.:¿A quién le aprendió secretos de la locución?
E.C.: Primero a Gabriel Muñoz López , Ernesto Rojas Ochoa, a Juan Harvey Caicedo de quien fuí amigo durante muchos años antes de su muerte. Alberto Piedrahíta Pacheco. A todos los colegas, el estar reunido con ellos en la Sede de la Asociación Colombiana de Locutores me permitió aprender de primera mano de ellos y digamos que me convertí en una esponja que me ayudó a ser lo que logré hacer durante tantos años en los escenarios de Bogotá y en la radio nacional en donde trabajé durante 15 años. Nuestras reuniones eran muy intelectuales y servían muchísimo para la vida. Ellos fueron hacedores de vida en los medios de comunicación también.
G.P.:¿Cómo llegó a ser el presentador oficial de la Media Torta?
E.C.: Precisamente en el año 81 siendo Jefe de Prensa del Instituto Distrital de Cultura y Turismo. La Media Torta cumplió 80 años de los cuales 40 fui presentador de la misma. La Media Torta es un escenario que yo amo mucho porque el público es muy agradecido. Es un público muy humilde pero que conoce muchísimo. No cualquier artista iba a hacer un espectáculo allí. Cuando iba un artista extranjero y hacía “playback” le lanzaban cosas al escenario ó lo chiflaban. Ellos eran conocedores de los mejores espectáculos del mundo como el Ballet Bolchoï, los grandes artistas mexicanos, los grandes baladistas de los años ochentas, tenores, artistas de la opera. Era un público humilde pero conocedor del arte.
G.P.:¿Qué ha representado la Media Torta en su vida?
E.C.: El mejor escenario de espectáculos al aire libre en Colombia. Es el escenario de todos y para todos. La Media Torta es un territorio de diversidad. Allí convergen los ricos, los pobres, los niños, los jóvenes, los adultos mayores, sin ningún distingo de clase social. La Media Torta cumple ese requisito tan interesante. Toda la gente que va a la Media Torta se une al escenario. Para mí la Media Torta también es una comunión con el público. Puede parecer mágico pero es una realidad que se vive en ese escenario.
G.P.:¿Por qué el público de La Media Torta es el “mejor del mundo”?
E.C.: Esa fue una frase que acuño Pacheco cuando hacían Sabariedades. Es el mejor del mundo porque agradece los artistas que se les lleva y sí llueva, truene o relampaguee, el público se queda sentado en las graderías hasta finalizar el espectáculo. Yo en ningún lado he visto público similar.
G.P.:¿Cómo recuerda su forma de interactuar con Pacheco?
E.C.: Pacheco era un hombre de muy buen humor. Digámoslo que él era más dado a lo comercial y a la sencillez también de cierta forma. Alguna vez interactué con él en un cumpleaños de Bogotá en la Plaza de Bolívar. Era un reto bastante grande. El era el mejor animador del país sin lugar a dudas. Un improvisador impresionante de muchísimos conocimientos. Era uno darse la pela, el reto de poder superar a lo que nunca se lograba del monstruo que era Pacheco en el escenario.
G.P.: Fue un acto de mucha valentía el saber que su padre había fallecido y continuar responsablemente con la animación de un evento. ¿Cómo logró hacerlo?
E.C.: Me tocó hacer una barrera entre el dolor y la responsabilidad que tenía con el público. En ese momento estaba finalizando Salsa al Parque. Estaba la Orquesta La 33 y en ese año finalizó Salsa al Parque en la Media Torta y cuando recibí la llamada de mi hermana desde el hospital en donde falleció mi padre tuve que hacer lo del payaso, reír pero con el dolor y lamentación por dentro. Así terminé el espectáculo.
G.P.:¿Ese estilo suyo de lo que era crear oyentes por qué se ha perdido?
E.C.: Colombia infortunadamente se diferencia de países de Europa o incluso donde tu vives en Canadá. Colombia es un país snobista. Aquí se quiere más lo fácil. Los programadores y los dueños de las cadenas radiales se olvidaron que existen músicas mucho más hermosas que el reggaetón ú otras cuantas. Nuestra música colombiana está compuesta de una gran cantidad de ritmos hermosos como un Pasillo, un Joropo, un Bambuco, el Sanjuanito, la Cumbia, el Porro, pero infortunadamente nuestros artistas tienen que irse al exterior donde son mejor vistos que en nuestro propio país. Por ejemplo Toto la Momposina tuvo que hacerse famosa en Europa, en Londres ha sido recibida como una gran estrella.
La radio en Colombia entró en un proceso de facilismo. De lo que menos tenga que ver con investigar y esa infortunadamente es la manera como se hace radio en el país. Programar reggaetón o música que no le trae nada a la cabeza de los jóvenes es lo habitual. Las cadenas radiales están constantemente sacando a la gente que sabe programar, que sabe libretear, que sabe producir, porque no les interesa. Además consideran que quienes sabemos hacer ese tipo de cosas somos my costosos para los medios según ellos. Los buenos lectores de noticias que eran tan apreciados por los oyentes ya no existen. Hablemos de un Eliodoro Otero, un Gustavo Niño Mendoza o un Eucario Bermúdez(QEPD). Eran un sinnúmero de colegas que realmente cumplían con todos los requisitos de ser excelentes locutores. Mi generación gozamos de ser periodistas y locutores.
“He cumplido con ciertos objetivos que yo he querido que es formar, educar y divertir.”
Eduardo Corredor Diaz.
G.P.:¿Cómo recuerda esa presentación a Julio Iglesias?
E.C.: Esto realmente fue con Armando Plata Camacho Yo presenté a Billy Pontoni que era el telonero y “El Chupo” Plata presentó a Julio Iglesias. Eso fue una cosa impresionante ver la Plaza de Bolívar absolutamente llena. Le voy a contar esta anécdota. El periódico El Tiempo tituló al día siguiente, el 12 de noviembre del año 81, “Julio Iglesias la envidia de los políticos”, porque la Plaza de Bolívar se llenó hasta donde no más. Hubo mucha gente que se quedó por fuera de la Plaza.
G.P.:¿De tantos artistas seguramente guarda algún recuerdo muy especial, por ejemplo cuál?
E.C.: Bueno, en este caso Julio Iglesias era prácticamente inalcanzable, tenía demasiados escoltas. Una mujer muy sencilla que conocí fue a Celia Cruz. Una mujer con la cual se podía dialogar. Era muy especial.
Voy a contarle una anécdota con Daniel Santos que nunca la había revelado. Para la época no lo podía decir. Me era imposible por ética profesional. Antes de subir al escenario se tomó una botella de aguardiente. Significa que entró al escenario ya con sus tragos encima y para despedirse de la Media Torta terminó con la famosa canción La Despedida. En medio de su borrachera se arrodilló para cantar y lloraba. Esa canción es muy triste. La gente estaba convencida de que al interpretar la canción él se llenaba de sentimiento y la verdad era producto de su borrachera (jajajaja).
Esta es la primera vez que hablo sobre este tema en particular. Es prácticamente como una exclusiva.
G.P.:¿Por qué no pudo presentar a Pavarotti cuando estuvo de visita en Colombia?
E.C.: Esto no fue en la Media Torta. Pavarotti estuvo fue en el Campín con la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Pavarotti nunca tenía presentador previo. Era regla de que antes de que el entrara al escenario hubiese un silencio absoluto.
G.P. : Fue presentador de La Orquesta Filarmónica y del Festival de Salsa al Parque. Dos ambientes diferentes. ¿Cómo se preparaba para cada uno de ellos?
E.C.: De igual manera. Tenía que leer muchísimo. Además con algunos de los cantantes tomé algunas clases de fonética de la opera, de los nombres de los compositores, de las áreas que hubieran dentro de la opera y presentaba en smoking. Salsa al Parque era más informalmente. Yo he sido amante de la salsa toda la vida y tengo cierto conocimiento de la misma. La Opera fue un reto grande con La Orquesta Filarmónica que dentro de los términos fue bien recibido.
G.P.:¿Un día cumplirá su sueño de presentar un espectáculo en el Madison Square Garden?
E.C.: Si, es uno de mis sueños. Digámoslo que no le hago mucha fuerza y menos en este momento que tengo esta afección que no me puede permitir caminar mucho. Aspiro a mejorarme. Este año los médicos me dijeron que no me comprometiera con absolutamente nada porque voy a estar permanentemente en exámenes porque la bacteria me dejó bastante mal.
G.P.:¿Cuál es el balance que hace de tantos años de su vida dedicados a la cultura, a la música?
E.C.: Para mí es muy bueno. Yo tomo un derrotero interesante que es el mismo público y mis colegas también. El respeto, la admiración, el afecto de todos mis colegas por lo que he hecho en la vida. Cuando voy por la calle que la gente me saluda y uno no sabe quién es, esto es como decir que he colocado una pieza importante en la vida de estas personas. Es decir, he cumplido con ciertos objetivos que yo he querido que es formar, educar y divertir. Y la radio debe de ser eso. Infortunadamente esto no se cumple.
No sé que encontrará un director o un programador de una emisora colocando música en donde se habla mal de las mujeres, en donde se dicen groserías y en donde los locutores sacan chistes de doble sentido. Yo no entiendo esto y creo que muchos de mis colegas tampoco. En mi época era el respeto absoluto por el oyente y si no cumplíamos éramos sancionados por el Ministerio de Comunicaciones. Hoy día esto no se cumple.
G.P.: ¿Quizás un recuerdo imborrable?
E.C.: Los espectáculos grandes en La Plaza de Bolívar, Los Festivales al Parque. Es muy satisfactorio cuando uno termina el Festival y la gente se le acerca a felicitarlo a uno con aplausos. En el 2017 IDARTE me dio una Placa por los veinte años por haber estado al frente del Festival y para mi es una satisfacción muy grande que ese mismo publico me aplaudiera.
De pronto no hemos ganado mucho dinero pero es una satisfacción muy grande la que nos queda.
G.P.: ¿Considera qué las cadenas radiales en nuestro país son desagradecidas con personajes que les han ayudado a ser prósperas aportando con su talento?
E.C.: Sí señor. Son desagradecidos con grandes personas que son las que han hecho la radio. La Radio no la hace el dueño de la emisora ni nada que tenga que ver con su equipamiento. La Radio la hacen los profesionales de la locución, los periodistas. Sin lugar a dudas las cadenas radiales han sido desagradecidas con esos grandes personajes.
G.P.: ¿Qué mensaje les envía a todas aquellas personas que lo escuchaban en sus presentaciones?
E.C.: Que sigan aprendiendo. Creo que toda la vida hasta que uno se muere aprende muchas cosas. Que no se dejen meter los dedos a la boca. Que aprendan a ver varias fuentes y que no crean a primera mano lo que los medios les dicen. Hay que investigar y cuando los medios le quieren imponer un estilo de música con la que uno no está de acuerdo no hay que aceptarla. Los medios están para divulgar músicas que son comerciales pero no necesariamente que no dejen nada de positivo.
Les doy gracias muy especiales a mis colegas que tan gentilmente han estado pendientes de mí.
“Yo nunca me consideré solamente un presentador, más que esto fui un formador de públicos, esa parte para mí era absolutamente esencial.”
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