Gloria Cecilia Gómez llegó a la radio sin imaginárselo. Ella tenía la voz y su talento fue poco a poco moldeándose según las circunstancias que se presentaban.
Protagonizó la época dorada de la locución teatral. A su cálida voz se sumaron su figura y carisma para ayudarle a escalar y trasegar en aquel periodo espléndido de la radio colombiana en la que el arte del bien hablar era factor fundamental para ser parte de aquel selecto universo hertziano.
Se destacó y fue figura incontestable en múltiples facetas de su profesión. Su inquietud para asumir nuevos retos la llevó al desafío de leer noticias, una exclusiva labor en la que dominaron las voces masculinas, pero en la que también dejaron en alto su participación algunos nombres femeninos y Gloria Cecilia Gómez no fue la excepción.
Retirada de los micrófonos y más dedicada a su otra pasión, el arte de la pintura, Gloria Cecilia Gómez, hace remembranza en medio de nostálgicos recuerdos de cómo fueron sus inicios en la radio y del camino que trazó para ser reconocida como una de las personalidades que con honores forma parte del libro que describe la historia de la radiodifusión colombiana.
Por Germán Posada
G.P.: ¿Cuál diría fue ese momento clave para que alguien se fijara en su talento como locutora?
G.C.: Mi comienzo fue en Radio Eco. Creo que nací locutora porque mi voz es natural. Por necesidad me tocó trabajar desde muy joven en Almacenes Ley. En esa época la animadora del almacén iba a casarse y una noche el vigilante me dijo que iban a hacer unas pruebas para reemplazarla y yo participé y gané. Eso a mí me ayudó bastante porque fue desarrollándose en mí el gusto por la locución.
Personalidades de la radio que me escuchaban como animaba en Almacenes Ley comenzaron a llamarme para pasar pruebas y a mí en realidad dentro de mi inocencia me daba susto asistir a esas citas. De hecho, un amigo del vecindario que trabajaba en radio me acompañó y fue así como resulté contratada en Radio Eco. Jamás en mi vida había tenido vínculos con los medios.
Comencé a escribir textos, animaba, vendía. Participaba en reinados del barrio. Era simpática.
Yo me inicié trabajando con muchos locutores mayores que yo. Recuerdo que en las noches en Todelar presentaba orquestas musicales como La Sonora Matancera. Los grandes tanguistas de Argentina. Cantantes colombianos. Era la época de la radio teatro en vivo. En Radio Visión hacíamos programas musicales muy románticos que esto se ha acabado por completo.
G.P.: ¿Cómo recuerda su participación en la radionovela “La Virgen Encadenada?
G.C.: Precisamente esto fue en Radio Eco con el gran actor y locutor, Jaime Olaya Terán, hijo del también actor Jesús Olaya. Yo era la protagonista y no sabía ni coger el libreto. Tenía mucho susto. Pero para sorpresa mi actuación le gustó a la gente. En ese tiempo se escuchaban mucho las radionovelas porque la televisión no existía. Las familias enteras seguían los capítulos todos los días.
Con el paso de los años Jaime Olaya me decía que la única a la que él consideraba su colega era yo. Me quería mucho.
G.P.: ¿Cómo describiría esa época de la radio dramatizada en Colombia?
G.C.: Sencillamente maravillosa. Eran otras épocas de la radio en las que se respetaba mucho al oyente. Eran programas de ayuda a la sociedad. En donde se divulgaban los problemas de la ciudad desde donde se transmitía. Ahora me parece que maltratan e irrespetan al oyente o hablan de cualquier manera. Recuerdo que me decían “saqué la voz”, y así fui aprendiendo el manejo de la voz con el tiempo. La época era muy linda porque comenzaban muchas figuras en ese tiempo en la ciudad de Medellín.
Esto fue a finales del 69 y comienzo del 70. Entre las calles Bolívar con Cuba trabajé con la locutora Gloria Zapata en el elenco de “Las Aventuras de Montecristo”. Nosotras éramos las actrices. Todos los días mientras se hacían los programas era lleno total. La gente salía feliz. Montecristo era maravilloso, un gran actor y comediante que apreció mucho mi trabajo y me despidió cuando me fui para Caracol con una linda reunión regalándome un hermoso ramo de flores y un trofeo.
Lo que me quedó marcado a mí fue el principio. Los artistas que trabajaron conmigo se convirtieron después en grandes actores de la televisión. Los grupos de teatros iban a las emisoras a hacer radioteatro.
G.P.: Su mamá era su admiradora número uno. ¿Recuerda cómo se sentía cuando la escuchaba?
G.C.: Esto fue muy bonito y a la vez increíble. Eran épocas con muchas limitaciones económicas en las que a veces por necesidad había que empeñar el radio que era el único medio para escuchar la música y programas. A mi madre le tocó hacerlo. Hubo momentos en los cuales no podía escucharme y yo ya era reconocida por los oyentes.
Escucharme a mí era para ella un gran orgullo. Ver que su hija había logrado llegar a un medio tan difícil porque no fue tan fácil. En aquella época no había carrera en periodismo. Era simplemente empírico. Se aprendía porque había gusto y se hacía el esfuerzo así le temblaran a uno las piernas y las manos, no importaba.
“Mi talento era muy original. Cuando ingresé al mundo de la radio fue una avalancha de cosas que me llegaron”.
Gloria Cecilia Gómez en la Voz de Cali. Archivo personal.
G.P.: ¿De sus colegas de la época quién le enseñó bastante de la profesión?
G.C.: En un principio fue Luis Carlos Escobar (Q.E.P.D) en Radio Eco, era técnico y locutor. Él era mucho mayor, pero nos hicimos muy buenos amigos y él se empeñó en enseñarme y me daba muchos trucos y me hacía énfasis en leer mucho y enterarme de la actualidad. Era un periodismo empírico. Yo le hacía mucho caso. Recuerdo que un dio me dijo “usted se va a tener que dedicar a otra cosa porque no sirve para esto”. Fue cruel conmigo. Eso me subió el ego y no renuncié a lo que a mí me gustaba. Me apoyó mucha gente.
En realidad, era para que yo reaccionara y aprendiera. Él se dio cuenta que yo no le estaba poniendo suficiente interés a lo que él me estaba enseñando. Ese fue mi primer profesor y de ahí en adelante con los años nos volvimos a ver en Cali y pude decirle lo mucho que lo quería y lo importante que fue para mi vida. Después de esto murió a los tres meses.
G.P.: ¿Qué significó su paso por Radio Todelar?
G.C.: Todelar fue una escuela de locución. La gran mayoría decimos lo mismo. En ese tiempo no pagaban tanto, pero nos daban oportunidades de aprender. Trabajé en cuatro oportunidades con ellos. De allí salieron cantidades de personalidades de la locución que después trabajamos juntos en muchas cosas.
Estando trabajando en Radio Eco, Bernardo Tobón de la Roche me invitó para que me fuera para Todelar argumentando que era más popular y que si se escuchaba mientras que Radio Eco no tanto y me fui por menos dinero. Yo siempre tenía en mente aprender más.
G.P.: ¿Y por qué la despidieron de Radio Todelar?
G.C.: El elenco Colgate Palmolive estaba empezando y allí llegaron las mejores figuras de la actuación en Bogotá, allí estaban Manuel Pachón, Adolfo Blum, Carmen Riera, Gertrudis de López, Cesar Borrero, y muchos más. Les pagaban unos súper sueldos.
Para la época yo hacía en Todelar el programa HABLA CALI con el colega Chucho Roldán. No recuerdo como se dio, pero fui a Colgate Palmolive a grabar un comercial y me demoraron más de lo previsto y por esta razón no llegué al programa. Alguien en Todelar habló al respecto y entonces me pasaron la carta. Inmediatamente me fui a Colgate Palmolive y hablé con el gerente y le expliqué lo que había pasado diciéndole que era responsable de dos hermanos menores y de mi mamá y me contrató.
Así entré al elenco de Colgate Palmolive. Recuerdo que algunos eran celosos con su trabajo, pero llegué a tener grandes amigos tanto mujeres como hombres.
G.P.: ¿Cómo se dio su paso a la lectura de noticias?
G.C.: En el 80 estando, trabajando en Medellín fui contratada para ir a la Básica de RCN en Bogotá. Recuerdo haber encontrado gente muy bella entre mis compañeros como Juan Romero y Armando “El Chupo” Plata entre otras famosas figuras de la radio.
A mi gustaba hacer muchas cosas y alguna vez quise probar con la lectura de noticias. Recuerdo que Germán Tobón era el gerente en esa época de Todelar en Bogotá y él me ayudó. Así comencé a leer noticias.
Me preocupaba por el tono, la vocalización. Esto no era nada fácil porque teníamos que estar muy seguros de lo que se estaba leyendo, pero aprendí a hacerlo muy bien. Recuerdo que me encontré alguna vez con Pastor Londoño en Bogotá y me dijo que él se levantaba para oírme leer las noticias.
Quién dirigía el noticiero era el periodista Jorge Enrique Pulido (q.e.p.d.). Él era muy estricto. Yo estaba encantada con esto y recuerdo que me gustaban las chivas. Lamentablemente un día no llegué a tiempo a una reunión que teníamos con Manolo Villareal y Juan Manuel Rodríguez y a Jorge Enrique Pulido le disgustó esto y se enojó mucho conmigo. Por esta razón yo tomé la decisión de renunciar. Aunque yo nunca fui creía ya había hecho un nombre en los medios gracias a mi trabajo. Después estuve en Colmundo por un corto espacio de tiempo.
Mi aprendizaje en la lectura de noticias se le debo definitivamente a Luis Carlos Escobar, él fue quien me infundió la importancia de leer. Me volví fanática de la lectura. Tenía muy buena pronunciación en inglés y eso me ayudó mucho.
G.P.: ¿Por qué no se dieron las cosas para trabajar con Yamid Amat?
G.C.: En esta experiencia de mi carrera en los medios yo pasé una prueba para leer noticias en una cadena en Bogotá que dirigía Yamid Amat. En la prueba me fue muy bien y en la entrevista me dijo que le había gustado mucho mi manera de leer. Me preguntó si hablaba inglés a lo que le respondí que tenía buena pronunciación pero que yo no lo hablaba y por esta razón no me contrató. En ese momento no era solamente el hecho de hacerlo yo estaba necesitada.
Por asuntos familiares yo no le di mucha continuidad a la lectura de noticias y esta actividad años después fue muy bien pagada. A mí realmente no me tocaron los buenos salarios en la lectura de noticias.
G.P.: Usted reemplazó a Judith Sarmiento una destacada lectora de noticias y presentadora. Sin embargo, cuando se trata de mencionar las grandes figuras de lectura de noticias las mujeres no son tenidas en cuenta. ¿Qué opina sobre esto?
G.C.: Definitivamente las mujeres estamos muy abandonadas en este país y es para todo.
Incluso algún día le pregunté a Edgard Hozzman por una lista que él sacó de los 10 mejores lectores de noticias en donde no figuraba ninguna mujer y poco me contestó al respecto. Cuando los periodistas empezaron a posicionarse en los medios me parece que fueron marginando a otras personas. Me parece que ahora hay mucha gente estudiada, pero con un malo ejercicio de la locución.
G.P.: ¿Cómo se sintió reemplazando a la reconocida Judith Sarmiento?
G.C.: Cuando Judith Sarmiento se retiró de RCN me llamaron a mí. Ella me escuchó y le gustó tanto mi trabajo que fue a conocerme porque quería saber quién era yo. Después fuimos muy buenas amigas.
G.P.: Premio Voz Comercial en radio y televisión de la A.C.L en 1995. ¿Qué sentimiento le dejó este premio?
G.C.: Quienes votaban eran los colegas y por mi votaron la mayoría. Esto significó una alegría inmensa porque fue el reconocimiento de este gremio con grandes figuras de la locución y que hoy en día algunos que ya no están, ejemplo Otto Grefenstein, Juan Harvey Caicedo, Alberto Piedrahita Pacheco y otros. La ACL no es lo mismo ahora. Hay muy pocos locutores y el resto son periodistas.
Me parece que la locución como tal ya no es tan importante en Colombia.
Javier Hernández Bonnet, Julio E. Sánchez V,Carlos Pinzón, Gloria Cecilia Gómez, Luis Alfredo Hernández en el Hotel Tramonti en la entrega de los Premios de la ACL 1995. Archivo personal.
G.P.: ¿Considera que la locución le dio conocimiento y aprendizaje?
G.C.: Desde luego. Uno siempre tenía que estar leyendo y enterándose de la actualidad. A mí me gustaba investigar.
Yo tuve programas muy serios en Caracol. Cuando estaba trabajando en Radio Visión esta se fusionó con Caracol, allí estaba Pablo Emilio Becerra quién tenía una gran chispa y además muy inteligente, nos hicimos grandes amigos y trabajamos juntos.
Desde Medellín hacíamos los programas para toda Colombia. Entre ellos: “Los Bachilleres de Coltejer”, “Cámbiese a Delmaiz”, “El Costurero Coltejer” y “La Hora Nacional” de Diriventas, con el doctor Bernardo Hoyos.
En Bogotá acompañada de Carlos Orlando Niño hacíamos el programa internacional del Convenio Andrés Bello, con él nos ganamos un reconocimiento en México.
Otra experiencia lindísima fueron las narraciones de mis documentales para la National Geographic y Discovery Channel. Los grabábamos en Bogotá el Estudio de Doblaje Centauro Comunicaciones que fundó el gran hombre de cine en Colombia, Gustavo Nieto Roa.
Aprender a hacer doblaje fue una maravilla. La primera fue una telenovela que sacó Jorge Barón, yo fui la protagonista era un trabajo muy difícil muy complicado pero fascinante. Al principio pagaban bien, pero con el tiempo se fueron deteriorando los salarios.
G.P.: ¿Llegó a tener proposiciones para hacer radio en el exterior?
G.C.: No tanto para trabajar, pero si viajé en algunas oportunidades a Venezuela y a El Salvador a grabar comerciales.
En los años noventa alguna vez de paso en Panamá en donde reside uno de mis hijos que es periodista entré a trabajar por espacio de unos cinco meses a una emisora llamada “Radio Mía”, tenía prestigio, pero estaban algo atrasados, yo les daba ideas, pero me enfermé y tuve que regresarme a Medellín a hacerme un tratamiento pero ellos no me creyeron y no pude volver a trabajar allí.
G.P.: ¿Cuál es su percepción de ser una leyenda de la historia de la radio colombiana?
G.C.: Muy complacida. Creo que Dios me dio grandes cualidades y la gente me dio muchas oportunidades para trabajar y ayudar a mi familia.
Mi núcleo familiar ha estado en los medios. Mi marido Carlos Sierra Vega fue hombre de radio y nos apoyamos muchísimo. Yo lo ayudé mucho cuando el manejaba La Voz de Colombia. Tengo un hijo publicista y otro que es un periodista y además un nieto diseñador.
Agradezco muchísimo esta posibilidad. A veces se le reconoce a uno el trabajo, pero también lo olvidan. Hace poco me escribió alguien diciéndome que había hecho seguimiento a mi carrera y esto es muy grato. Bonito que los reconocimientos sean en vida.
“Yo vengo de familia de artistas. Dios me regaló la voz y yo siempre tuve la inquietud por aprender”.
Gloria Cecilia Gómez como modelo de la marca de cerveza “Costeñita”. Archivo Personal.
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