Por : Karen Becerra Penagos.
Cada noche cuando me dispongo a dormir, doy gracias por estar viva, y hago una pequeña oración que habla de las cosas en las que creo y por las que estoy tan agradecida. ¿Y que termina cuando me pregunto a mi misma…cuantas veces sonreí este día que termina?
Algunas de las muchas cosas en las que creo…
Creo que soy más afortunada que un gato son siete vidas al estar viva y entera, pues resulté ilesa cuando tuve un tiburón dando vueltas a mi alrededor en el mar de Hawái, en Medellín-Colombia sobreviví a un aterrizaje de emergencia viajando en un avión a mas de 12.000 pies de altura que sufrió una gravísima falla de su único motor, y en un viaje a Boyacá-Colombia me pasó una llanta del carro de mi madre por un pie, y sin embargo no se me rompió ni un solo hueso y hoy en día, corro, bailo, salto, viajo en avión y nado en el mar como si nada.
Creo que soy un ser humano inteligente con muchas capacidades y gracias a ello he podido salvar dos vidas directamente de la muerte, y probablemente he salvado muchas más indirectamente, de las cuales no llevo la cuenta.
Creo que soy una persona espiritual y aunque no me identifico con un credo específico, mi religión se llama dormir con la conciencia tranquila, y dar lo mejor que puedo diariamente, procurando que mis acciones siempre reflejen mis pensamientos.
Creo en el matrimonio gay, heterosexual y multisexual y creo que no se necesita tener el papel o el permiso de una iglesia o un gobierno para poder definir la familia, y respeto que cada quién se acomode como mejor le guste, desde que nadie sea abusado, y cada persona asuma responsabilidad de sí misma.
Creo en Papa Noel y en los ángeles y creo que todos los niños tienen derecho a soñar con el hada madrina o el ratón Pérez, hasta que estén listos para entender la importancia de las tradiciones y el valor de la imaginación.
Creo en la justicia social, pero no en aquella que solo da pescado al que tiene hambre sino en la que enseña a pescar, y enseña a la persona como fabricar una atarraya o comprar una barca para vivir con calidad de vida y generar un empleo digno por lo menos a dos personas menos favorecidas.
Creo en la educación responsable y auto sostenible de ciudadanos con conciencia ecológica, pues cada uno de nosotros es un verdadero ecosistema que está conectado con el planeta en que vivimos, y por ende con todos sus habitantes.
Creo que la mejor medicina es la risa, y que los dientes son las mejores armas y pienso que la edad es mental, y que a medida que envejecemos vamos teniendo la oportunidad de ver si estamos listos para regresar al lugar de donde vinimos y como vinimos, pues no nos vamos a llevar sino los que están en nuestro corazón.
Creo que los sueños se pueden hacer realidad, y que la vida es corta para vivir amarrado a un cheque y dejarnos definir por un trabajo o un título, pues cuando el corazón y la mente están verdaderamente conectados nadie puede frenar la intención de convertir algo en realidad.
Creo en la libertad y en los valores que me enseñaron mis padres, y gracias a eso tengo completa autonomía sobre mi propia vida, por lo cual me siento completamente responsable de todo lo que yo he decidido hacer como adulta. Por eso a mis padres y mentores les debo una deuda impagable de amor, de respeto y de eterna gratitud.
Creo que la música es el lenguaje universal, y que los payasos son los mejores actores, y que la capacidad de resistencia y de resiliencia humana es una de nuestras mayores fortalezas como especie.
Creo que la mesa del comedor es la mejor red social que existe, y que cada intercambio con otros es una oportunidad de ser mejores, para graduarnos con honores en la escuela de la vida, el día de nuestra muerte.
Creo que a lo único que hay que temerle a la vida es al miedo en sí, por la cual en mi caso permanezco con la maleta siempre lista, por si acaso me tuviera que ir inesperadamente.
Creo que el sueño y la capacidad de dormir profundo y soñar de día y de noche son los mayores tesoros, y al igual que mis huesos, cuido mis dientes y mi corazón lo mejor posible, para poder seguir andando, sonriendo y amando al máximo.
Creo en ser buena conmigo misma y en llorar cuando quiero llorar para poder dar lo mejor de mí a los demás, y guardo en un rincón especial de mi corazón, cada uno de los grandes aprendizajes de por donde he viajado en mi vida.
Creo que todos tenemos responsabilidad con las futuras generaciones, y en mi caso, mi mejor legado es tocar muchas almas a través de lo que hago, de lo que soy, y de lo que pretendo hacer en esta vida.
Creo en tratar de ser plena y vivir lo mejor posible, y aprendí que puedo entrenar mi mente para tratar de no aferrarme a nada.
Creo que es nuestra responsabilidad estar listos para morir en cualquier momento, pues hay dos verdades absolutas y son que un día todos nacemos y otro día todos vamos a morir, y si por alguna causa tengo que irme pronto, sabré que después de que yo muera, mi familia entenderá que no necesito funerales ni trajes negros, y que la mejor manera de celebrarme es con una fiesta, con música y karaoke y lindos recuerdos.
Creo que debemos comer lo que el cuerpo necesita, y hacer ejercicio vigoroso al menos tres veces a la semana, para no caer en excesos.
Creo en comer huevos de gallinas que juegan y corren libres y están alimentadas con maíz y lombricitas comunes y corrientes, para que no estén estresadas y así no tenga yo que comerme el estrés de otros, además que estoy tratando de comer menos carne vacuna, ya que por mi apellido, las vacas son mis “primas”, y a la familia no hay que comérsela.
Creo en la revolución de las ideas y que el futuro sistema político mundial debería estar basado en el idealismo realista del capitalismo comunitario, que no tiene que ser ni perfecto ni extremo sino balanceado, como todas las cosas de la vida.
Creo en el porcentaje indio que llevo con orgullo en mi sangre, y votaría por cualquiera que fuera el primer presidente indígena hombre o mujer, con tal que sea honesto y leal con los valores de su tribu.
Creo que la educación del futuro debería ser basada en la cultura y en las habilidades sociales y mentales, y que a los niños no hay que ponerles demasiadas tareas, pues necesitan tiempo después del colegio para gozar su infancia y disfrutar a su familia y las cenas juntos en la mesa, sin tanta televisión y artefactos electrónicos.
Creo en un Ser Supremo, en la amistad, la paz, y en el perdón, en la amabilidad y solidaridad entre todas las razas y los pueblos del mundo.
Mi nombre es KAREN BECERRA PENAGOS, y creo que soy todo lo que yo he decidido ser, no más, ni tampoco menos que eso.
¿Por eso te pregunto amable lector, en que crees tú, y cuantas veces sonreíste hoy?
San Diego, CA.
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