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Jorge Valencia Rosas: “De Colombia añoro todo”

Updated: Mar 8, 2020

Aunque mi memoria no es fotográfica si tengo recuerdos bien marcados de lo que fue aquella época de niños cuando algunos todavía no teníamos televisión en casa. Aferrados de la rejas de las ventanas vecinas podíamos observar a través de los vidrios una que otra vez algo de aquel – hasta entonces- deslumbrante e inalcanzable mundo. El éxtasis total fue cuando por primera vez llegó a casa aquel impensable televisor que mostraba aquellas imágenes en blanco y negro que tanto disfrutábamos desde las aceras. Cuanto quisiera recordar que fue lo primero que vi pero por más que trato no lo logro. Tal vez era demasiada la dicha en ese momento que las imágenes pasaron a un segundo plano para darle espacio a la satisfacción de saber que ya no tenía que pararme en una ventana vecina. Luego vinieron las cómicas experiencias de cuadrar la antena desde el interior o el exterior para asegurar que la imagen no se perdiera. Era todo un asunto de coordinación y comunicación que hacían de alguna manera que los miembros de una familia tuviéramos a través de aquel antiguo electrodoméstico un objetivo en común. Los avances trajeron el color y la televisión fue sin duda alguna una compañía única e rremplazable por muchos años. Serían incontables los héroes reales y ficticios que vimos a través de aquella pantalla chica y quizás muy poco o casi nada nos enterábamos que para poder disfrutar de aquellas imágenes existían otras personas que trabajaban arduamente para producirlas. Jorge Valencia Rosas, es uno de esos profesionales que formaba parte de aquellas personas y sólo hasta hoy me entero de su significativo aporte que junto al de muchos más, hicieron de aquella época que nuestra vida fuera más bonita, más unida, más alegre. Les comparto en esta entrevista un poco sobre la carrera de este colombiano en la que su nombre ya tiene inscrito un espacio con justo reconocimiento entre los protagonistas que han hecho posible el desarrollo histórico de nuestra televisión y de nuestra radio.



Por: Germán Posada




G.P.: ¿Cuántos años se dedicó con su trabajo en los medios de Colombia?

J.V.R.: Hechas las cuentas, restando 1966 a 2000 el resultado es 34. Esos fueron los 34 años maravillosos durante los cuales tuve relación con los medios de comunicación. En 1966 llegué a Medellín, recién salido del colegio, procedente de Bogotá, en busca de empleo y conseguí rápidamente “puesto” en Publicidad Triángulo, propiedad del ciudadano Español, colombianizado, don Emilio Serrano Mesa.

En Triángulo empecé a enterarme del funcionamiento de una agencia de publicidad, Triángulo a mis 19 años de edad se convirtió en mi universidad, digamos que estudié allí en la facultad de publicidad.

Después de tres años en Medellín, llegué a Cali, directo a Propaganda Época, llegué “graduado” y comencé a trabajar como (presumiendo) director de radio y televisión. Mi jefe fue nada menos que Don Jaime Correa López, un señor bogotano, afincado y reconocido hombre cívico en Cali.

Viene el cambio, toco la puerta de JAS Publicidad y ocupo una silla como redactor de textos y director de radio y tv.

Empiezo a ver los resultados de mi “universidad en Medellín”, me gusta lo que hago y a eso me dedico. Luego viajé a Bogotá y haciendo el mismo trabajo recorrí varias agencias: Propaganda Época, Publicidad Toro, Leo Burnet Novas.


G.P.: ¿Hace cuánto que vive en los Estados Unidos? ¿Alguna razón en especial?

J.V.R.: Hace 19 años, por lo que la mayoría de quienes trabajamos en medios, tenemos que abandonar a nuestra Colombia, por amenaza.


G.P.: ¿Su experiencia adquirida en Colombia ha tenido la oportunidad de demostrarla en el exterior?

J.V.R.: No, desde el año 2000, hace ya 19 años, lo único que pude hacer parecido fue dedicarme a la diagramación y al diseño gráfico y eso porque aprendí a manejar programas especializados.

En materia de radio y televisión, aquí la “rosca” es tan “fina” como lo era (¿o lo es?) en Colombia. Ahora hacer televisión y radio no es lo mismo, no se necesitan “microondas”, no se necesita tanto dinero, se necesita el talento y se puede ocupar un espacio gracias a la tecnología que hoy es alucinante.

Todos los de mi generación (1947) supimos de la clave morse y también de la internet, somos privilegiados.


G.P.: ¿En su opinión que han representado personalidades como Gloria Valencia de Castaño, Fernando González Pacheco, Julio E. Sánchez Vanegas, y Jorge Barón en la historia de la televisión colombiana?

J.V.R.: A todos los que menciona usted en la pregunta, sin dudar, recordarlos me produce “trisalegría”, significa que a quienes ya viajaron los recuerdo con inmensa tristeza y también con alegría de haber pertenecido a su gremio.

A doña Gloria Valencia de Castaño la conocí manejando un “topolino”, un carrito chiquitico marca Fiat, que estacionaba frente a las instalaciones de Inravisión en la calle 24 en Bogotá. Ella llegaba a hacer comerciales en vivo, como lo hacían todos los que cobraban por esa tarea: Pacheco, Elsa Rodriguez, Hugo Pérez, Dora Cadavid y muchos más.

El capítulo de Pacheco es especial, fue el animador más importante de Colombia, valenciano, español, más colombiano que nuestro “Oh gloria inmarcesible”.

Don Julio E. Sánchez Vanegas hombre dedicado, disciplinado, creativo, profesional admirado y recordado. Figura de la radio, figura de la televisión.

Abordó el día del estreno la primera móvil de radio, la de emisoras Nuevo Mundo, con su micrófono y sentado en el puesto al lado del conductor, realizando transmisiones en vivo y concursos en directo. De la radio después de haber hecho todo, pasó a la televisión y fue número uno.

Hoy, sus hijos son su retrato. Traté de saludarlo en mi reciente visita a Bogotá y por asuntos de agenda de él, citas médicas, no fue posible. Trabajé como director de cámaras en su programadora Producciones JES.

Jorge Barón, otro ejemplo de constancia, de disciplina, de entrega, de todo!

El pasado 29 de junio vi su programa al aire, el mismo Jorge Barón Televisión, amigo y contertulio en nuestra A.C.L. Jorge Barón Ortiz, otro orgullo colombiano, vigente, creativo y con “entusiasmo”.

Tuve el gusto de ser amigo de Pacheco, la suerte de poderlo saludar antes de su partida, soy amigo y admirador de Don Julio Sánchez Vanegas y amigo y compañero en la A.C.L. de Don Jorge Barón.


G.P.: ¿Desde su óptica que comparación haría en la manera cómo se producía televisión en su época a la actual?

J.V.R.: Que gran diferencia, a nosotros nos tocó alquilar, transportar e instalar microondas para hacer todas las transmisiones en directo. Si la transmisión era internacional, nos tocaba pagar por el satélite (palabras mayores). Hoy, un código numérico trae a la pantalla en un instante la imagen y el sonido que se quiera desde cualquier parte del planeta.

El talento humano sigue siendo el mismo gran talento colombiano, esa parte artística está garantizada, son muchas figuras las colombianas, las que permiten exportar nuestra excelente imagen.

En el aspecto técnico (tecnología), hoy Colombia es país destacado.

Comparo la manera de hacer televisión en mi época y la manera de hacerla hoy, con el telegrama de ayer y el correo electrónico de hoy.

G.P.: Su experiencia en el Canal RCN parece lo dejó pleno de inolvidables experiencias. ¿Cómo describe su paso por esta empresa?

J.V.R.: Fueron 6 años, “ufff que trabajadera”. Fueron programas, grabaciones, ediciones, transmisiones “en vivo y en directo” Tuve un excelente jefe: Don Samuel Duque Rozo, tuve muchos y muy buenos (muchas y muy buenas, ahora hay que separar los géneros) compañeros de trabajo, hoy amigos entrañables.

Hice, digamos, mi maestría en televisión en aquellos maravillosos 6 años.

Estrenamos unidad móvil con “tecnología de punta” (1982/1988).

G.P.: ¿Un programa en especial en RCN al cuál quisiera dedicarle unas líneas?

J.V.R.: Aquí usted me da la oportunidad de “chicanear” y entonces nombraré varios programas: La intrusa, novela. Cusumbo, infantil. Los Dumies, infantil. Musical RCN. Reinado Nacional de Belleza. Súper viernes, con Marco Aurelio Alvarez

G.P.: Muertes recientes han dejado de luto los medios de Colombia. ¿Qué palabras tiene para Eucario Bermúdez, Héctor Ulloa (el chinche), Eduardo Corredor Díaz, Jairo Alonso Vargas, Jota Mario Valencia, Díaz y Edgar Artunduaga?

J.V.R.: A Eucario lo conocí de novio de Luz Helena, ella secretaria de La Voz de Antioquia y fui testigo de cómo en apenas una semana le propuso matrimonio a su novia y contrajo nupcias en Cartagena, vivieron felices hasta el pasado 6 de enero de 2019 cuando un infarto al miocardio terminó con la vida del gran Eucario. Eso habla de la calidad de persona que fue Eucario.

Aparte, todos los colombianos lo conocimos y lo aplaudimos. En Miami, donde se radicó hace muchos años, una vía pública fue bautizada con su nombre: Eucario Bermúdez Way. Lo conocí desde 1966 en Medellín, trabajamos, él como locutor, yo como director de grabaciones de cuñas para la radio y la TV.

Fueron varias, muchas las cuñas que grabé con Eucario, recordaré una de las primeras para que a mis contemporáneos les produzca nostalgia: Kolkana, de Postobón.

Con “El Chinche” también trabajé muchas veces, desde 1972 cuando trabajaba yo para propaganda Época, en Bogotá y el Chinche en Radio Capital, después, a lo largo de su carrera además de trabajo, recorrimos varias ciudades del país haciendo beneficencia con el equipo de fútbol de las estrellas de tv. Por supuesto yo hacía parte de algunos eventos como organizador, recuerdo el éxito absoluto de un evento que hicimos en Cali para Unicáncer.

Jairo Alonso Vargas fue compañero en RCN TV, el era la voz oficial del canal y el presentador de los reinados de belleza en Cartagena. Tuve el honor de dirigir tres reinados y en esos tres estuvo siempre Jairo Alonso, con Pacheco y con Pilar Castaño.

Llamé a la casa de Jairo en mi visita a Bogotá y me contestaron que no estaba recibiendo llamadas, dejé razón, me identifiqué, tres días más tarde me enteré de su deceso. Fue otro tipo disciplinado, excelente profesional.

También fui amigo de Jota Mario Valencia, apellido similar sin parentesco. Un tipo que creó controversia y se mantuvo en los medios hasta que él quiso.

Siempre que nos vimos mientras viví en Colombia, al verme decía: “Miren la medio guevonadita que apareció”: Estorbito!. Ese era un saludo para mí, con toda la artillería.

Con Edgar Artunduaga tuve dos encuentros en toda mi vida, no fui su amigo pero lo admiré como lo admiraron todos los colombianos. Fue un señor serio, prudente, estricto y leal.

A Edgar Corredor Díaz no lo conocí. Supe de él, siempre escuché que era la voz de la Media Torta. A Pacheco le escuché muchas veces hablar de él. Sé que fuimos compañeros en nuestra A.C.L. Eduardo también fue miembro activo de nuestro portal Anécdotas de la Radio Colombiana.


“Ni la radio ni la televisión tradicional morirán.”

Foto Archivo Personal de Jorge ario Valencia.

G.P.: Cañaveral Televisión fue su propia empresa. ¿Cuánto tiempo estuvo al frente de su Organización y qué tanto le dejó?

J.V.R.: Hoy todavía no sé si cometí el error de retirarme de RCN TV para ser dueño de mi propia empresa.

En 1988 monté CAÑAVERAL TELEVISIÓN “para que vea”, y junto a 10 programadoras, fundamos el canal regional Telepacífico.

Me asocié con Carlos Aníbal Aguirre Gallo, -quien también murió este año-, hicimos televisión regional y de excelente factura hasta el año 2000, fueron 12 años que me reportaron felicidad profesional. Todos nuestros programas los hicimos en vivo y en directo, tuve compañeros de trabajo inolvidables. Hoy trabajan en Miami varios técnicos de Cañaveral televisión.

Compañeros, compañeras, no los nombro porque a mis 72, corro el riesgo de omitir.


G.P.: ¿Qué resultaba ser lo más complicado y lo más satisfactorio en la producción del Reinado de Belleza?

J.V.R.: Complicado todo, satisfactorio, todo. No era fácil coordinar tantas candidatas, había que “lidiar” con temperamentos, era necesario saber hablar, saber ordenar, saber proceder para no generar problemas.

Cartagena era un escenario espectacular para todo el equipo técnico, de RCN TV.

Tuvimos desaciertos, como aquel cuando el invitado Rafaél pidió “doblar” una canción, estuvimos de acuerdo a manera de excepción, pues todo cuanto hacíamos allá era en vivo y en directo. Cuando Rafaél cantaba frente a su micrófono, un micrófono con base telescópica, eso significa que se podía subir o bajar, esa base falló y empezó a bajar sola, como por arte de magia, Rafaél que “doblaba” no se percató de lo que pasaba y yo, pienso que cuando me di cuenta ya era tarde, cambié el plano, pero ya los televidentes descubrían que Rafaél doblaba, pues ¿cómo explicar que el micrófono se alejaba y el tono de la voz no se alteraba?

En el salón se oyeron risas que nos acusaban.


G.P.: Ha sido un gran admirador de la A.C.L en donde en alguna época formaron parte un selecto grupo de locutores. Ahora ha comenzado en su dirección una nueva generación. ¿Les desearía éxitos en sus propósitos?

J.V.R.: Por supuesto, soy miembro activo y orgulloso de nuestra Asociación Colombiana de Locutores: A.C.L.

Aprovecho esta oportunidad para saludar y felicitar a nuestra actual Junta Directiva: Adriana Serna Ruiz Presidenta, René Figueroa Vicepresidente, Isabel Junca. Secretaria General, Gonzalo Rojas. Tesorero, Juan Pablo Cuevas. Fiscal, Tato Carrasquilla. Vocal, Sara Delgado. Vocal, Andrea Martínez. Vocal, Camila Peroni Vocal, Jorge Rebollo. Vocal, Jose Restrepo. Vocal, Daniela Sierra. Vocal.

Sigue siendo la A.C.L. una entidad conformada por selecto grupo de locutores colombianos.


G.P.: ¿Cómo lo afectó la experiencia de haber visto muerto en su lecho al recordado Boris Roth?

J.V.R.: Mala experiencia, dolorosa. Me encargó de su sepelio Don Samuel Duque Rozo, gerente de RCN TV. y me dijo, “todo lo mejor”.

Pequé por ignorante. Adquirí todo lo necesario para una ceremonia católica y no tuve en cuenta que Boris era de origen Judío y por supuesto fallé.

Cuando de Buenos Aires arribó una hermana de Boris, al ver aquel cajón, pidió que fuera trasladado a un cuarto reservado, se escucharon golpes de martillo y otros ruidos que transformaron en tablas sin adornos, aquél cajón lujoso que yo había ordenado a la funeraria para el sepelio de Boris.

También hubo anécdotas: Cuando empezaron a repartir La Kipá, aquel gorrito que usan los judíos, los repartían en varios colores, cuando llegaron a Pacheco, pidió uno rojo por ser hincha del Santafé.


G.P.: ¿Alguna preferencia en especial en cuanto a radio y televisión?

J.V.R.: Ni la radio ni la televisión tradicional morirán (eso creo, eso quiero).

Hoy cualquier persona puede hacer radio y televisión sin que les cueste un peso.

Hoy vemos la radio en la televisión, hay quienes lo hacen con responsabilidad, la mayoría son irresponsables, me refiero a la cantidad de “influenciadores” qué palabra más larga y más extraña, dudo que sea castiza.


G.P.: ¿Todo un honor el que haya sido el recordado Juan Harvey Caicedo quién se inventó su apodo “Estorbito”?

J.V.R.: Sí, resulta atractivo, divertido y por supuesto me honra que Juan Harvey Caicedo me hubiera “bautizado” como “Estorbito”.

Y todo porque en mi debut como director, grabando cuñas para la radio en 1966, cuando en Bogotá procedente de Medellín, de Publicidad Triángulo, en el estudio de Caracol, calle 19 carrera 8, que manejaba César Mancipe, le pedí a Don Juan Harvey que me grabara una toma más de la cuña para Naranja Postobón.

Ya el famoso locutor había grabado 30 tomas de la misma cuña, solamente las había grabado por tratarse de mi debut, me quería ayudar. Y yo, no tuve inconveniente en pedirle que grabara una toma 31, ahí fue cuando “estalló” y me dijo en tono amable y jocoso: Coma mierda ESTORBITO!

Y como en aquella cabina esperaban su turno: Otto Greiffestein, Enrique París, Julio E. Sánchez Vanegas y Pacheco, al escuchar aquella amable reprimenda, rieron y regaron la bola.

Desde entonces soy conocido como ESTORBITO. Me gusta mi apodo.


G.P.: Su blog Anécdotas de la Radio Colombiana en Facebook es un vehículo muy interesante para compartir y leer información al respecto. ¿Qué lo motivó a crearlo?

J.V.R.: Era fácil entender que había que aprovechar las posibilidades de Facebook. Qué vehículo más interesante para reunir a quienes pertenecen a nuestra radio colombiana.

Hoy somos más de tres mil miembros y con absoluta seguridad todos pertenecemos a la radio. Ahí no hay nadie ajeno a nuestra actividad de comunicadores. Es una página que construimos y cuidamos con esmero.


G.P.: ¿Qué añora de Colombia viviendo en el exterior?

J.V.R.: Añoro todo, ¿cómo no añorarlo?

Y lamento ver tanta corrupción que me detiene aquí, sin embargo he pensado en fórmulas para combatir ese “cáncer”.


G.P.: ¿Lo pensaría dos veces o ni siquiera lo pensaría si tiene la oportunidad de trabajar en un proyecto en Colombia?

J.V.R.: Parece usted adivino estimado Germán Posada, justamente estoy esperando que me resuelvan una propuesta, un proyecto en Cali, si la respuesta es sí, allá estaré y seré un hombre absolutamente feliz.

Foto Archivo Personal de Jorge Mario Valencia.


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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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