POR GERMAN POSADA
Luego de la derrota sufrida por Eleider Alvarez a manos de Sergey Kovalev se han generado toda clase de comentarios. Muchos como muestras de apoyo y solidaridad para nuestro campeón y otros menos amables que no ayudan para nada y todo lo contrario, lo único que generan es sembrar desconfianza y malestar. Por fortuna son minoría.
El 4 de agosto de 2018 en New Yersey, Eleider Alvarez hizo historia al convertirse en el primer campeón mundial colombiano semi completo en toda su historia boxística. Todo fue fiesta y el boxeo colombiano se posó en lo más alto del espacio boxístico mundial.
El pasado 2 de febrero todos quienes depositamos nuestro voto de confianza en Eleider para que quedara campeón mundial también estuvimos con él con toda nuestra energía positiva para que defendiera su título por primera vez. Infortunadamente nada salió bien. Excepto que Eleider no perdió por nocaut.
“Esa pelea estaba comprada”, se han atrevido a parlotear algunos. ¿Cuáles son los argumentos para asegurar esto? ¿Acaso porque vimos a un Eleider desconocido en su manera de boxear frente a Kovalev? Listo, vamos a aceptarlo. Eleider no fue la “Tormenta” que azotó la primera vez a Kovalev, tampoco fue la aplanadora que trituró a Lucian Bute, ni la hiena que venció a Jean Pascal.
Eleider no boxeó bien. No estuvo a su altura. El mismo con humildad lo ha reconocido diciendo: “Kovalev no ganó, yo perdí”.
Me parece que Kovalev sin proponérselo se salió con la suya cuando herido en su honor por haber perdido la primera vez siempre dijo que Eleider le había ganado por un “golpe de suerte”. Creo que desde ahí partió el error en el que todos caímos y todos pagamos caro el pasado 2 de febrero cuando vimos a nuestro campeón terminar derrotado.
Todos nos llenamos de rabia. Sabíamos que esto que decía Kovalev no era cierto. Todos le apostábamos a otro nocaut. Absolutamente todos. Eleider, su entrenador, su empresario, su representante, los periodistas, sus amigos, su familia, todos soñábamos, deseábamos con ímpetu otro nocaut. Ese nocaut que despejaría de una vez por todas las dudas y colocaría a Eleider en el nivel que le correspondía.
Ninguna estrategia persiguiendo este objetivo funcionó y el nocaut nunca llegó. La decepción comenzó a imponerse y las habilidades dentro del ring perdieron su brújula ocasionando la confusión y el desastre.
Perder no estaba dentro de los planes de Eleider y mucho menos venderse al mejor postor. Hasta esa noche por Kovalev no ofrecían mucho. De hecho los especialistas y todos nosotros lo imaginamos como el boxeador que emprendería el camino del retiro pero inteligentemente nos sorprendió.
Que quede claro. Aquí no hubo mala intención. Aquí nadie compró ni nadie se vendió. Todo se resume en una estrategia que no funcionó. En una de aquellas ocasiones en nuestras vidas en la que ocurre lo inesperado, lo impensado.
Aquello que nos muestra que en la vida no siempre se gana y que los fracasos también son pruebas de luz que nos pueden enseñar senderos más iluminados, más resplandecientes, más claros, más exitosos.
Eleider Alvarez regresará victorioso y más sabio.
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