A unos les dicen: “tienes talento, desarróllalo y explótalo”. A otros en cambio todo lo contrario: “no sirves, no tienes condiciones, busca otra cosa que hacer en la vida”. Así le dijeron a José Manuel Pinzón cuando quería ser locutor, pero la vida le mostró que si podía lograrlo y con lujo de detalles como haber compartido cabina con el reconocidas personalidades entre ellos el periodista Juan Gossain y ser el consentido que se disputaban importantes cadenas radiales en su ciudad, Cartagena.
Con la locución José Manuel Pinzón se hizo importante, ganó fama y fortuna, subió al cielo y se codeó con las estrellas, pero como subió también bajó a lo más profundo de su existencia al punto de querer terminar con su vida, afortunadamente -un ángel salvador transformado en su hijo- le susurró al oído diciéndole que aún le faltaba mucho por hacer.
Con el tiempo, la serenidad y la sabiduría que quedan al vencer aquellos pasajes sofocantes de la vida, José Manuel Pinzón está listo para continuar la tarea que un día por accidente comenzó y la que Dios ha querido que siga profesando a través de su voz.
Por Germán Posada
“Siento que la locución es como la persona de buen corazón y que se nace con eso.” José Manuel Pinzón.
José Manuel Pinzón. Foto: Canal CNC.
G.P.: ¿Cuándo se inició en la locución?
J.M.P.: Comencé en 1985. Tenía cerca de 18 años.
G.P.: ¿Por qué quería ser locutor?
J.M.P.: No sé, siento que la locución es como la persona de buen corazón y que se nace con eso. Yo desde que estaba pelao mi inclinación era por el micrófono y escuchaba los locutores que me gustaban. Uno tiene patrones allí a seguir y se enamora de la profesión.
G.P.: ¿A cuales locutores admiraba?
J.M.P: Gustavo Niño Mendoza, Alex Castilla Torres, Hammer Londoño, Arley Londoño, Álvaro Javier Palacios, Jairo Moncada Cortés, Rubén Darío Arcila, entre otros, me gustaba mucho escucharlos tenían un tono de voz muy agradable y un “swing” muy distinto al de los demás. Ellos fueron trascendentales para la importancia que la radio colombiana tiene hoy en día.
G.P.: ¿Por qué le negaban la oportunidad de hacer locución?
J.M.P.: Por las circunstancias. Yo intenté entrar en varias emisoras y me decían que no tenía las condiciones para ser locutor e incluso el director de una emisora que después se hizo uno de mis mejores amigos me dijo que me metiera a vender plátanos porque la locución no era para mí. Era muy difícil, el cerco era muy reducido y muy cerrado.
G.P: ¿”Pacho” Pérez fue quién le dio su primera oportunidad en la radio?
J.M.P.: “Pacho” Pérez estudiaba conmigo y cuando se jugaban los partidos yo me ponía a narrar un tiempo de un lado y otro locutor que se llama “Kike” Salgado, narraba el otro tiempo del otro lado. Éramos los locutores pero a gritos a plena garganta. El se reía de nosotros pero teníamos ambición, teníamos seguidoras y seguidores. Algún día por accidente me lo encontré y casualmente como director de una emisora le pedí una oportunidad y me la dio.
G.P.: ¿Qué tal la experiencia de trabajar con el periodista Juan Gossain?
J.M.P.: Fue extraordinaria. Juan es un gran jefe. Temperamental pero un gran jefe. De Gossain tengo las mejores experiencias.
G.P.: ¿Cómo resultó su experiencia de hacer radio en Miami?
J.M.P.: En Miami trabajé 6 años. Lo que pasó es que me cansé de vivir allá. Es un país que no es lo que la gente piensa. La gente piensa que los Estados Unidos es una mata de hacer dólares pero tienen desconocimiento de las restricciones que existen allí. Al folclorismo que vivimos en Latinoamérica la gente se frustra mucho cuando llega a los Estados Unidos. Es un país duro, de pocas oportunidades y cuando llegan hay que aprovecharlas. A mí en general me fue bien pero en Colombia me ha ido mucho mejor. En Miami, trabajé en noticias, formatos musicales y deportes. Tuve la oportunidad de trabajar con un buen equipo, algunos de ellos, Eucario Bermúdez, Harley Londoño, Alfonso Quintero y Fredy Elorza, entre otros.
G.P.: ¿Considera que en su momento haber cambiado Olímpica Stereo por RCN ha sido la peor decisión en su carrera?
J.M.P.: Pienso que sí. Como locutor ese fue mi peor desacierto, mi peor determinación. Jugaron con el bienestar de mi familia, con el mío, con mi integridad moral y con lo que yo había conseguido. Me engañaron.
G.P.: ¿Cuál ha sido su mejor programa?
“El Vacilón de Pinzón” entre 1980 y 1990. Un programa que se inventó el señor Miguel Chad. Era un vacilón, no había nada formal todo era informal. Algo parecido a lo que hacían en Nueva York dos locutores, uno de ellos llamado Luis Jiménez. La diferencia era que yo lo hacía sólo. El reconocimiento es tanto que hoy en la actualidad la gente me relaciona con el “Vacilón de Pinzón”. En ese entonces los costos para pautar en mi programa valían un 30 por ciento más de la pauta normal que en ese entonces cobraba Olímpica.
G.P.: ¿A quién le agradece en especial en la evolución de su carrera?
J.M.P.: Tenemos que ser agradecidos primeramente con Dios, con la vida. Y con las personas que te aportan. Hay un señor que me enseñó a grabar comerciales que se llama Cristian Toro. El enseñó a mucha gente de Bogotá. Grababa con grandes locutores, entre ellos, Otto Greiffenstein, Gustavo Niño Mendoza, Juan Harvey Caicedo, “El Capi” Romero Barliza, etc. Me enseñó a hacer documentales. Esta experiencia me llevó a hacer cosas para Agencias Internacionales entre ellas Discovery Channel. Hoy en día Identifico emisoras como “La Calle” y “Radio Mil” de Panamá, en México La “Z”, y en otros países entre ellos Costa Rica y México. En Colombia, algunos como “Radio 1” y “Olímpica Stereo”.
G.P.: ¿Cómo asume el hecho de haber querido suicidarse?
J.M.P.: Hoy con madurez y por el hecho de que se están suicidando tantos jóvenes pienso en enseñar con eso que en la vida uno tiene altibajos y que cuando uno cae tan bajo, cuando uno cae en el fondo de una situación y no estás acostumbrado a ella si no a estar bien siempre, que te desmoronas, que la salida no es esa. Yo soy el mismo ejemplo, yo he salido adelante, nuevamente he resurgido y me está yendo bien. Tengo mi empresa propia y vivo de ella, un gran hogar, una buena familia. Las cosas me están andando a la perfección. Que los momentos malos no sean motivos para tomar una decisión fatal.
G.P.: Usted ha admitido que fue soberbio en el pasado. ¿Esto ya es historia?
J.M.P.: Mi mujer es la única que dice que no cuando pelea conmigo (jajaja). Seriamente, yo he cambiado mucho. Veo la vida con otros ojos y aprendí la lección. Es que Dios te toca para que tú aprendas. Yo tenía tanto poder en la ciudad que hasta el alcalde me hacía caso. Me escuchaban políticos de todos los rangos de la republica, hoy mantengo las mismas relaciones con ellos y sigo siendo influyente con ellos pero veo las cosas con otros ojos.
G.P.: ¿Por qué quiere estudiar periodismo?
J.M.P.: Actualmente estoy ejerciendo la profesión. Estoy dirigiendo el noticiero del pueblo de las 5:00-6:00 am y de 12:00 – 1:00 pm. Pero yo no tengo título. Cuando yo estudié comunicación era un oficio y hoy día es una profesión. Quiero tener el título para estar en el grupo donde debo estar. Voy a homologar para ser un comunicador como lo manda la constitución colombiana a través del Ministerio de Educación y el Ministerio de Comunicaciones.
G.P.: Tiene en mente un gran proyecto. ¿Cómo se está preparando?
J.M.P.: Ya estoy listo. Eso fue lo que hice en Olímpica, en Rumba, en Bucanero, es lo que he hecho en las emisoras cuando he sido director. Voy con todo. No necesito prepararme para eso porque conozco bastante en profundidad el tema. Me estoy preparando para reingresar de nuevo de donde salí.
G.P.: ¿Qué podemos saber de este proyecto?
J.M.P.: La radio es alternativa. El que se roba el show es el que sale con algo nuevo y que gusta. Yo Salí en el año 2007 de Olímpica y no ha pasado nada. No ha habido una transición, un cambio. Lo que yo dejé es lo que practican aún hoy en día. He tenido la fortuna de estar por fuera del país, en Europa, Estados Unidos, Costa Rica, Venezuela, Panamá, y he visto el dinamismo que la radio tiene en estos países. Eso te enriquece culturalmente porque no se trata de copiar sino de adoptar cosas buenas. En mi mente tengo proyectar y adaptar las cosas buenas que conocí por fuera para hacer algo diferente aquí. Incluso en la locución, quiero implantar un estilo diferente a lo que estamos escuchando en estos momentos. Aquí la recocha nunca se ha acabado y no ha dejado nada de productivo en la radio. Se puede ser divertido pero productivo. Que al oyente le quede algo.
G.P.: ¿Ya sabe cuando lo iniciará?
J.M.P.: Falta poco. Hay cosas que aún no se concretan con el Ministerio de Comunicaciones.
G.P.: ¿A quién le pediría disculpas?
J.M.P.: A las mujeres. Yo atropellé muchas mujeres que me querían de verdad. Fui soberbio con ellas.
G.P.: ¿Cuál es su sugerencia para las nuevas generaciones que sueñan con ser locutores?
Que no se enfermen. Que se capaciten permanentemente, que lean, que se preparen. Cuando leemos y nos preparamos enriquecemos el vocabulario y evitamos el uso de muletillas. Hay que ser productivos. Y que cuando logren el éxito no se enfermen porque si lo hacen pierden.
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