El reconocido actor y político, Bruno Díaz, regresa a la escena política luego de un receso después de haber ejercido con éxito tres mandatos como concejal de la capital colombiana y después de haber estado sumergido en sus actividades artísticas.
El ex concejal que se ha unido junto a otros artistas en la lista DECENTES con el número 118, tiene entre otros objetivos, realizar un arduo trabajo por el cuidado del medio ambiente y la preservación de la tierra.
De su experiencia en política y de su carrera en la actuación, Bruno Díaz, nos hablo lo siguiente:
Bruno Díaz.
Por: Germán Posada
G.P.: ¿Cuales considera fueron sus éxitos más notables como Concejal de Bogotá?
B.D.: Primero hay que resaltar cual es el papel de un Concejal. Según lo ha determinado la función pública y el estatuto 1421, los concejales son para hacer control político. Igualmente el Consejo es un organismo de control que se encarga de vigilar la política pública, la ruta de la administración, la función social del estado, etc. Ese control político yo lo realicé con mucho rigor. Igualmente apoyé todo aquello que estuviera en la ruta de la erradicación de la pobreza. En ese sentido siempre estuve de acuerdo en que salud y educación recibieran los más altos presupuestos. Esa fue mi orientación, con la gente más necesitada. Creo que uno de los debates más sonados que yo encabecé fue el de las lozas del TrasMilenio durante la primera administración del alcalde Peñalosa que fue todo un desastre y por lo que aún en la actualidad nadie ha respondido. Ni aseguradoras, ni el mismo Peñalosa quien manifestó que iba a responder políticamente. Sin embargo ha salido y ha regresado políticamente y las cosas siguen igual o peor.
G.P.: Al parecer lo agotó el hecho de no haber podido ser alcalde de Cali y Representante a la Cámara por Bogotá en 2010. ¿Por qué lo hace de nuevo?
B.D.: Fue una de las cosas que me hizo pensar porque el quehacer político es muy duro sobre todo cuando se hace de forma alternativa a lo establecido, a la usanza política. Yo nunca estuve por los lados de los partidos tradicionales. Desde mi bachillerato yo vi que esos partidos no correspondían a lo que una sociedad del siglo XX necesitaba y siempre estuve en la búsqueda de opciones distintas. Estuve en la fundación del Polo Democrático, fui su secretario general durante un periodo. Lo de Cali se trataba de fortalecer la opción del Polo Democrático en ese momento. Lamentablemente se vino lo de Samuel Moreno en la alcaldía que fue un desastre total y en eso tenemos que admitirlo que nos equivocamos. Se beneficiaron el Partido Liberal, el Conservador y los comerciantes arrimados a ellos. El poco arrepentimiento, la desvergüenza del Polo para asumir que ese señor había sido un desastre y que ponía en riesgo el proyecto político, no hubo una crítica ni interna ni externa abierta para sus acciones. Todo esto terminó sacándome del Polo. En la política se gana y se pierde. Volví al arte, a la música, a la actuación, a la escritura para teatro.
Me gustó lo que pasó con Gustavo Petro en la alcaldía.
G.P.: ¿Y por qué eligió para su postulación la lista DECENTES?
B.D.: Justamente porque en tiempos de la “ñoñomanía” y de estas corruptelas exacerbadas de esta manera pedestre y tan sucia de manejar la política y la cosa pública hace falta la decencia. A algunos artistas nos han convocado para que formemos esta lista DECENTES. Yo acepté rápidamente porque esto se dio apenas en diciembre. Primero me llamó la atención colaborar con la construcción de la paz. Segundo, la posibilidad de que ese proceso sea conducido por una persona como Gustavo Petro que ha tenido planteamientos interesantes pero que también ha hecho cosas interesantes. La gente más pobre se benefició de la administración de Gustavo Petro. Congeló el TransMilenio que es un negocio privado con inversión pública. Creó la “Hora Valle” y los subsidios para estudiantes, para adultos mayores y limitados físicos, que lamentablemente ya volvieron a desaparecer con la administración Peñalosa.
G.P.: ¿Qué tan “Decente” se considera Bruno Díaz?
B.D.: Yo soy de los que no sólo me considero decente si no que es demostrable. Yo estuve diez años en la política como Concejal de Bogotá y nunca tuve una investigación en donde se me condenase, ni siquiera una investigación que tuviese que ver con mal manejo de recursos públicos. Todo lo contrario, mientras muchos colegas míos que estuvieron en ese periodo conmigo andan en dificultades todavía presos. Con prisión domiciliaria, enredados en investigaciones por el carrusel de la contratación. Yo disfruto muy tranquilo tomándome una taza de café. Duermo tranquilo. Ando a pie por la calle sin esconderme y mucho menos sin escoltas.
G.P.: ¿Qué quiere hacer esta vez por Bogotá cómo Representante a la Cámara?
B.D.: Impulsar a fondo la política social. La siembra de equidad. Todo lo que beneficie a madres cabeza de familia. Que la educación pública garantice el acceso a la primaria, al bachillerato y a la universidad. A parte de las pocas universidades públicas que hay si no se tiene cómo pagar 20 millones por un semestre por ejemplo en universidades cómo Los Andes, en la Javeriana y demás, no se puede acceder a una educación superior y se queda en lo técnico, en el Sena, en los oficios, en el rebusque o peor aún en las pandillas frustrando una vida con consecuencias fatales y que pudo haber sido distinta. A mí me parece que la producción de energía eléctrica para mover la producción de la sociedad no puede seguir destrozando los territorios con hidroeléctricas. Debemos usar los paneles solares de manera masiva para volver al respeto de los territorios y reconstituir comunidades desplazadas no sólo humanas sino también de animales y plantas. Hay que recomponer la estructura ecológica principal. La Pachamama, la casa común de la que habla el Papa Francisco.
G.P.: En cuestiones de política usted dijo en su momento (El Tiempo 2010) que era complicado faltar a la palabra. ¿Por qué?
B.D.: Hoy en día se necesita recuperar ese espíritu de antaño. La palabra empeñada, el valor de la palabra. Eso fue lo primero que yo descubrí cuando fui concejal que no se practicaba en la política. En mi primera oportunidad como concejal llegamos a unos acuerdos para que se elevara la calidad del trabajo y que guiaran el trabajo del concejo por un buen camino. Muchas de los potenciales votantes que nos darían sus votos resultaron votando del otro lado y de esto hoy en día todavía hay consecuencias negativas por todo este flagelo de la corrupción. La palabra que se empeña en la política vale la envoltura de un bombón. Yo aprendí de mi padre el valor de la palabra empeñada. Mi padre lo que decía o en lo que se comprometía lo cumplía. Una deuda de dinero con un vecino se cumplía. Nada de trampas ni siquiera en el juego de parqués o del dominó en familia quien se inventaba una trampa, recibía un regaño y una mirada severa. Yo prefiero guiarme por esto que por las prácticas del “todo vale”, las trampas, la zancadilla, el codazo, el fául. Tenemos la tarea de recuperar esos principios y esos valores de serena decencia. Ser correctos.
“Yo aprendí de mi padre el valor de la palabra empeñada. Mi padre lo que decía o en lo que se comprometía lo cumplía.”
Bruno Diaz en campaña.
G.P.: ¿El Metro Subterráneo de Bogotá es un importante acierto para la capital?
B.D.: Bogotá lo que necesita es metro subterráneo. Gustavo Petro lo tuvo hasta que se tomó la foto con un cheque grandote con Juan Manuel Santos antes de irse. Ya estaban los estudios de Ingeniería de detalle, de factibilidad en lo cual se habían invertido miles de millones de pesos pero llegó este señor con su obsesión por meter TransMilenio.
Peñalosa trabajó para el ITP (Instituto de Políticas Públicas y Desarrollo del Transporte) creo que tiene sede en Canadá. En esta entidad él fue pagado y existe constancia de ello. De manera que son evidentes sus propios intereses. Las sociedades que construyen estos articulados no tienen interés en que resolvamos en Bogotá ni en ninguna de las principales ciudades de Colombia el tema del transporte público, a ellos les interesa es vender sus vehículos y de paso contaminarnos con el motor de combustión que es el diesel. Está demostrado que lo que más pasajeros carga y más rápido los transporta en las grande urbes es el metro subterráneo. Se descubre nuevo suelo, es eléctrico. Pero aquí nos quieren meter más TransMilenios y como “contentillo” hacernos por allá en el Sur un metro elevado que es un desastre.
Tenemos cosas muy importantes que resolver, el transporte público, la política social, y defensa de las empresas, que no nos vendan la ETB, que el agua siga siendo un servicio público. Esto es lo que se requiere para sacar adelante a este país. Lo contrario es la política de la guerra, de la miseria, de la inequidad.
G.P.: ¿Cómo van a defender la reserva Tomas Van der Hammen?
B.D.: Recordemos que el geólogo, Tomas Van der Hammen fue el gran impulsor y estudioso de la estructura ecológica principal de los suelos y de la sabana de este territorio.
Ya el alcalde Peñalosa dio el “primer pasito” anuló la declaratoria de interés público de la reserva. Allí se pretende hacer un gran negocio inmobiliario, en vez de hacer crecer la ciudad ya construida en altura quieren comerse semejante territorio que es clave para el agua. En 50 años Bogotá sería un desierto. Hay que proteger el agua, que es la vida y la salud de las personas. Pero eso no les interesa a los comerciantes, dígase los del gran negocio inmobiliario. La ciudad puede crecer en altura perfectamente de una manera más integral y mantener esa reserva que es la vida de los cerros, de las aves migratorias, de los territorios. Inicialmente debemos recuperar la declaratoria de interés público y llevar planes de acción como siembra de árboles, para quienes quieran disfrutar de esa maravilla natural que sería la más importante de América Latina.
G.P.: ¿Cuál actuación le sale más compleja la del actor profesional o la de la realidad en política?
B.D.: La de la realidad. En la actuación uno va con las cartas marcadas. Uno puede estudiar y elaborar el personaje, frente al espejo uno puede sentir lo que es ese personaje, es un camino no expedito pero si predecible. En el caso de la vida real es totalmente distinto. La vida es sorprendente y cambia de un día para otro. Mire usted últimamente quien se iba a imaginar que por ejemplo, el doctor Álvaro Uribe Vélez que ha pasado incólume por todas, fuera llamado ni más ni menos que por la Corte Suprema de Justicia vinculado a una investigación por fabricación y manipulación de testigos. Esto era insospechado hace poco y ahora es una realidad. Y así es todo. La vida es sorprendente, se descubre con cada amanecer y hay que estar atentos a contribuir a sus mejorías, al respeto, al amor, a todas esas cosas bonitas.
G.P.: ¿Su mejor papel ha sido el de “Fercho Durango” en el Gallito Ramírez?
B.D.: Digamos que fue el de mayor reconocimiento. Los papeles o las actuaciones no se dan solas, entran en medio de un libreto, de un ambiente. Esta novela permitió dar a luz a “Fercho Durango” y hubo papeles sobresalientes como el de Carlos Vives, como “Gallito Ramírez”, “La Mencha” de Margarita Rosa y otros más. El libreto de Martha Bossio de Martínez, fue muy bueno y divertido. La idea original de David Sánchez Juliao fue sensacional. Todo esto ayudó para que nos luciéramos frente a las cámaras. Agradezco mucho a la vida haber hecho este personaje como a la gente que todavía nos recuerda.
G.P.: ¿Gane o pierda seguirá activo en la parte artística?
B.D.: Claro que sí. Yo creo que lo mejor está por venir y eso va a ser escribir para el teatro, para la escena y ya tengo una obra lista. Cuando me llamaron a esta tarea electoral iba embalado a estrenar una obra mía musical grande en abril en Medellín, la contuve pero pase lo que pase con la elección yo continúo con ese proyecto. Seguiré escribiendo y ese será mi vínculo con las artes. Para cine, televisión.
Mi obra se llama “Tangueando por la tercera”. Es un musical tanguero original en su historia, música, y dedicado a nuestros pueblos. Es una obra que muestra la realidad de muchos en nuestro país y que me encantaría sea vista también por muchos.
G.P.: Como artista a usted le gusta cantar y bailar. ¿Se puede cantar y bailar en política?
B.D.: La política no tendría que ser sufrida, tendría que ser divertida. La política es algo serio. Hay que tener rigor, severidad en el compromiso. Pero de todos modos tiene que ser con alegría, con música, con arte, con expresiones comunitarias, fiesta de carnaval, de verbena. Se trabaja para que esa seriedad se disfrute en el día a día con amabilidad, con sonrisa, con música, con danza.
G.P.: ¿Tiene algo preparado en materia musical?
B.D.: Nosotros hicimos en colectivo de novelas algunos tangos, de “Música Maestro” se hizo un disco y también grabé un disco con canciones mías en Puerto Rico hace unos 25 años. Hace unos cinco años grabé un disco inédito. Recientemente grabé un tema relativo a mi campaña que se llama “Vote Decentes” es un tema propagandístico. Siempre he estado vinculado a la música y nunca la abandonaré y la mantendré hasta el último suspiro hasta que nos corra sangre caliente por las venas.
Bruno Diaz.
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