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Writer's pictureGerman Posada

Beto Rojas: “Yo creo siempre que el humor es un arte”.


Beto Rojas.



“No hay un día más perdido que aquel en que no hemos reído”, esta es una frase que de acuerdo con lo que consulté, se le atribuye al famoso actor y humorista, Charles Chaplin. La escogí porque precisamente esa es la actitud que adoptamos cuando algo en especial nos hace felices, no importa el día, momento, lugar o la hora.


Reímos por variadas circunstancias, y una de ellas, es cuando escuchamos o presenciamos el actuar de un versado del humor como Beto Rojas, un profesional a toda carta cabal, que curiosamente por su inteligencia y capacidad para las ciencias naturales y las matemáticas, nos pudimos haber privado la oportunidad de ser más felices frente a su talento y su ingenio, para hacer reír.


A Beto Rojas lo conocí hace varios años en la ciudad de New Jersey. Allí reí y disfruté al máximo cuando aún, él era parte del dúo de Tola y Maruja. Para ese entonces era otro espectador, hoy, he tenido el privilegio de conocerlo un poco más y a través de esta charla he quedado inmensamente sorprendido de su sensibilidad y hasta seriedad, que difícilmente podríamos imaginar.


Beto Rojas es un intelectual del humor, se prepara y estudia constantemente, y lo mejor, invita a las nuevas generaciones que también quieren hacer humor, para que también hagan lo mismo. Hay que prepararse y si se tiene el talento y se quiere llegar lejos, entre más herramientas se tenga, muchísimo mejor.”, sugiere Beto, quién está constantemente escribiendo y creando nuevos proyectos para que no perdamos el sentido del humor.



Por: Germán Posada



¿Cómo se fue mostrando en usted su talento para imitar?

Yo creo que la comedia uno se la va encontrando. En realidad, era muy introvertido y retraído. Además, estaba muy ocupado, soy el hermano mayor y me tocó hacerme responsable de mis hermanos. Si me gustaba la parte del humor, pero nunca me imaginé estar en esto. Es más, fui un nerd. A mis 16 años mi meta era estudiar matemática pura en la Universidad Nacional. Ese era mi sueño. Las matemáticas, la física y la química, eran mi fuerte y era muy juicioso como estudiante.

En décimo y undécimo grado ya había comenzado a hacer algunas imitaciones de voces a los profesores, comenzó a gustarme muchísimo el teatro y en las exposiciones ya quería estar al frente actuando.

No pude estudiar matemáticas porque había que trabajar y para esto necesitaba la tarjeta militar por lo cual me fui a prestar el servicio militar en Guarda Presidencial. Una vez terminé, comencé a trabajar en una empresa de creación y aprovechando mi facilidad con mi voz, comencé a hacer voces de títeres, payasos, también de mimo, hacía animación y esto me llevó a estudiar Locución y Producción de Radio y Televisión en el Colegio Superior de Telecomunicaciones. Ese fue el vínculo.

Recuerdo que el profesor de animación nos decía que estando frente al público no íbamos a ser castigados, y nos animaba a estar tranquilos.


¿Y ha personificado algún personaje que tenga que ver con matemáticas?

No. Hasta el grado noveno yo era una persona muy tímida, pero resulta que en el grado décimo en el Colegio Salesiano León XIII, un profesor dejó 20 ecuaciones difíciles para resolver, especialmente en aquel tiempo que no teníamos la inteligencia artificial ni el internet de ahora. El tiempo que dejó el profesor para resolverlas fue un mes y a los 8 días nos preguntó cómo íbamos con ellas.

Prácticamente la mayoría de los alumnos, incluyendo los mejores, apenas habían resuelto cuatro, pero a mí solo me faltaban cuatro por resolver porque ya había terminado 16. Todos estaban asombrados y me pedían que les explicara como lo había hecho.

Parado frente al tablero comencé a hacerlo muy tímidamente hasta que poco a poco pude darme cuenta de que estaba al frente de todos mis compañeros sin ruborizarme.

En cierto modo, y esto que nos sirva de lección, independientemente si nos están oyendo simplemente cuando tengamos un reto frente a un público, si nos sonrojamos, será tan solo por un espacio de 30 segundos y es muy importante después tener que decir. Vemos a personas como nuestros políticos que duran ocho años en el gobierno y nunca dicen algo interesante.


¿Ha hecho locución que no tenga nada que ver con humor?

No. Yo empecé haciendo voces en Colmundo Radio. Nunca he sido parte de una programación seria en la radio, siempre he estado vinculado con el humor.

En el humor hay que ser muy responsable. Hay que tener arsenal, pulirse, todos los días estar aprendiendo. Antes cuando no existía Google era más complicado, ahora todo mundo maneja todos los temas, pero al final de cuentas no saben nada.



¿Sábados Felices fue el despegue de su carrera?

Digamos que en la época en la que llegué que fue en los 90, la vitrina en Colombia en materia de humor, para algunos buena y para otros mala, es Sábados Felices. Una vez terminé mi estudio en Locución resolví ir a Sábados Felices para presentar audición y gané.

Luego fui parte del elenco y participé en el Festival Internacional del Humor en el 98 y 99 y fui parte del elenco hasta el 2000, luego tomé una pausa de un año para regresar hasta el 2004.

Luego vino un programa de RCN que se llamaba La Banda Francotiradores. En ese momento y comparándolo con el fútbol, esto era El Real Madrid, del humor porque estaban personajes como Tola y Maruja, Pucheros, Crisanto Vargas, Luz Amparo, Camilo Cifuentes, Oscar Iván, Andrés Tamayo.

Mejor dicho, todos los duros estaban allí y llegar uno a pertenecer a ese grupo, pero además destacarse, fue grandioso. Fue ahí como se inició mi proceso para ser parte de Tola y Maruja, interpretando a Maruja cuando Sergio Valencia dejó su papel en el 2000. A mi quién me recomendó fue el señor Crisanto Vargas.

En Sábados Felices yo comencé imitando a Tola y Maruja. Mucha gente no se enteró de que se había producido un cambio en el personaje. Durante mi permanencia en Sábados Felices, estuve tomando clases de actuación con Alfonso Ortiz.



En Francotiradores en donde en sus inicios estuvo presente el libretista Diego León Hoyos, usted posteriormente también fue parte del elenco, además como libretista. ¿Qué tan difícil puede resultar ser libretista?

La competencia. Digamos que es la parte de oportunidad. Escribir humor político. No tuve la oportunidad de interactuar con Diego León Hoyos, quién trabajo más y tuvo renombre al lado de Jaime Garzón.

En La Banda Francotiradores hicimos un tipo de humor parecido. Yo empecé en la parte que se me facilitó mucho cuando llegó el proceso de Tola y Maruja, yo ya manejaba humor político, tenía la parte del repentismo de la radio, la oportunidad llegó cuando yo estaba preparado para asumirla.

He participado en seis concursos de cortometrajes. Solo uno tiene un vínculo con humor sátiro que se llama Hambre de Justicia, en el soy guionista, director y actor, y es basado en la historia del señor que metieron preso seis meses por haberse robado una caja de caldo de gallina. Fue una producción que dejó enseñanzas de lo que es a veces la justicia no solo en Colombia sino en otras partes de Latinoamérica, con la misma corrupción y las mismas ideas choco-locas. En este caso, y gracias a las redes sociales, su difusión ha sido masiva.

En otra obra que es una comedia teatral colectiva que se llama Se busca el colombiano ideal…Preferiblemente extranjero se supone que habla de la colombianidad, pero si se presenta en el Perú, habría que cambiarle solo la nacionalidad porque todo es lo mismo. Somos personas que sufrimos riendo, nos reímos de nuestras desgracias y a veces como que no hacemos nada.


¿Referente a este tema, usted que es un profesional del humor, si considera qué Colombia es el país más feliz del mundo?

(Jajaja)). No, lo que pasa es que esos concursos, se dan son como los Premios Nobel. Voy a referirme solamente a una parte del Premio Nobel que se supone es el más serio y el más importante a nivel mundial. El Premio Nobel de Paz, se lo ganó el señor Barack Obama y Donald Trump fue declarado por la prensa y por casi todos como el hombre más guerrerista que ha pasado por Estados Unidos. Y si vamos a mirar las cifras netas, Donald Trump, no invadió ningún país ni declaró ninguna guerra. En cambio, el señor Obama, declaró seis guerras y no sé cuántos países invadió y le dieron el Premio Nobel de Paz.


Entonces uno se pregunta: ¿Cómo así?


Esto de Colombia es lo que ahora está proponiendo la geopolítica. La agenda 2030, no tendrás nada y serás feliz. Yo creo que Colombia aplica para eso y no solamente nosotros, también otros países. Creo que son contentillos que nos dan. Esto me recuerda aquella frase que dice: No se ponga de mal genio que usted es buena gente..

Pero bueno, esto si hay que reconocerlo, aquí la mayoría si somos más buena gente que los malos. Lo que pasa es que los malos se han encargado de dividir a esa gran masa de buenas personas que hay... con religión, fútbol, política, etc.

Ahora quieren hablar en Colombia de racismo como si estuviéramos en algunas ciudades de Estados Unidos. El chiste aplica de que estamos trayendo cosas de hace mucho tiempo y me parece que no podemos devolvernos en el pasado. Es como devolverse en tiempo y preguntarle a un hermano si recuerda que estando en el kínder me hizo algo de mal gusto y volvernos a pelear por ello.



¿Con Tola y Maruja, qué aprendizaje le dejó interpretar a Maruja?

La experiencia como tal fue muy importante. Cuando yo llegué a la audición, Carlos Mario Gallego me dijo que necesitaban paisas y que yo era rolo, y que, por tal razón, no le servía. Yo ya tenía un buen bagaje interpretando a Maruja porque con un amigo nos presentábamos como imitadores de Tola y Maruja. Nosotros íbamos a fiestas y hacíamos algo personalizado con estos dos personajes.

Finalmente yo fui el elegido para interpretar a Maruja y gracias a esto, tuve la fortuna de hacer gira a nivel nacional y viajar al exterior. También participar en el Festival Iberoamericano de Teatro, tener nuestro propio programa de televisión, hacer El Radar y tener visibilidad en muchas cosas.

Yo he hecho bastantes personajes y no me he casado con ninguno, pero si he logrado muchas cosas, con este personaje. Como Beto Rojas, creo que no he tenido mi cuarto de hora, diría yo, pero si espero que llegue.

Interpretar a Maruja fue una experiencia espectacular en todo, a nivel económico y personal.



“En el país de los sin sentidos, no perdamos nunca el sentido del humor.

Expresidente Alvaro Uribe Vélez, Carlos Mario Gallego y Beto Rojas.




¿Estando en Tola y Maruja, cómo fue entrevistar a Álvaro Uribe Vélez?

Creo que ha sido una de las entrevistas, más larga que hasta hoy, ningún periodista le haya hecho con tantas preguntas de pronto un poco incómodas. En YouTube se puede encontrar la entrevista.

La gran mayoría de nuestros invitados nos atendían por un espacio de 30 minutos y de esta media hora con la edición, salían unos seis minutos.

Cuando fuimos a entrevistar al expresidente Álvaro Uribe Vélez, le faltaban unos 2 meses para entregar el poder. Nos atendió y nos dijo que solamente tenía para nosotros 15 minutos, pero finalmente la entrevista se extendió y duró 45. Fue una entrevista muy humana, en donde se preguntaron muchas cosas, pero con mucha altura y con humor. Con nosotros, Uribe hizo poesía, se puso mis gafas, yo me puse las de él, para ver si el mundo se veía color rosa como él lo veía, y le llevamos serenata. Fue una entrevista muy interesante, muy chévere, al igual que la mayoría.

Los únicos que no nos dieron entrevista fueron el vicepresidente, Pachito Santos y el Procurador de aquel entonces, Alejandro Ordoñez, quién decía que Tola y Maruja eran dos travestis viejos (jajaja).



Hacer comedia fue una experiencia muy enriquecedora para usted. ¿Por qué?

En esta parte de la actuación también es muy importante que los responsables del casting no se guíen solamente por lo que el candidato representa, por ejemplo, en mi caso, juzgarme por mis pretensiones de ser actor, porque soy humorista. No se puede caer en ese facilismo de juzgar a la ligera, hay que mirar la hoja de vida de las personas y su preparación.

Yo había hecho algunos pinitos en papeles secundarios como en Garzón Vive y en la telenovela biográfica de la cantante Arelys Henao, tenía que hacer el papel de un rector paisa de los años ochenta. Fueron 10 capítulos en los que participé y fue una experiencia chévere y un reto interesante porque no tenía nada que ver con la parte del humor y sería muy interesante que sigamos siendo tenidos en cuenta para hacer esta clase de cosas. De hecho, próximamente estaré presentando una audición para interpretar a un cura.



Beto, créame que lo va a pasar, su rostro aplica perfectamente para un papel de cura.

(Jajajaja). En La Banda Francotiradores a mí me decían Care Plastilina porque quedaba parecido a todos los personajes.



Y creo no le quedaría nada mal el de un nerd...

¿Sabes que no lo había pensado? El único nerd que representaba y que, si era un nerd, era el maestro Bernardo Hoyos.



Me hace reír mucho con su imitación al exalcalde Enrique Peñalosa. ¿Cómo lo logró?

Enrique Peñalosa, es un personaje para mi muy querido porque fue mi primera caracterización oficial. Yo siempre me preguntaba cómo hacerlo, siendo él canoso, alto, y yo no había incursionado todavía en lo que era caracterizar.

Un día me encerré en el baño y con espuma de afeitar me marqué la barba, pero me faltaba suplir mi calvicie. En esos días él estaba promocionando su programa de Ruta Pila y andaba en bicicleta. Entonces me puse un casco y comencé a imitarlo ganando un concurso en Ciudad Bolívar ante unas 15 mil personas en directo.

Recuerdo que alguna vez me hizo el reclamo porque yo le decía que era un gomelo y sus escoltas se reían. (Jajajaja).



No es fácil imitarlos a todos. ¿Le ha pasado?

Digamos que una gran mayoría de personajes en el caso de la imitación, para mí, salen de la parte de la voz. Nosotros hacíamos una parodia en Sábados Felices que se llamaba Traibuna Caliente y a mí me tocaba interpretar a Iván Mejía, además porque nos parecíamos mucho, pero digamos que nunca le saqué el timbre, solamente era como la voz y la caricatura de él. Todo depende del rango vocal que uno tenga y no todos los rangos vocales alcanzan para hacer los personajes. También hay una parte muy importante que es la de los ademanes.

Creo que en la actualidad hay muchos jóvenes que son imitadores del imitador, que no van a la fuente de los personajes como tal y esto ahora se facilita mucho más con el uso de la tecnología. Antes era el complique, por ejemplo, en los 90, a Beto Rojas le decían que había nuevo ministro y que había que imitarlo, entonces había que hacer peripecias para encontrar un audio de ese personaje, mientras que hoy en día es más fácil.

Yo intento siempre mantener la filosofía de cada uno de los personajes y disfruto mucho su caracterización. Siempre pienso como si tuviera al personaje a mi lado y lo trato con respeto. Hasta el momento con los personajes que he podido alternar me ha ido bien porque trato de no inmiscuirme en sus cosas personales. La chabacanería no forma parte de mi trabajo como humorista. No es mi fuerte.


Es algo difícil imaginarse a un Beto Rojas fuera de los micrófonos, de las cámaras, como alguien introvertido, tímido. ¿Cómo le ha ido con esta situación en particular?

Si, pero digamos que soy una persona muy observadora. Antes tenía fama de bravo porque sufría de miopía y utilizaba gafas, razón por la cual miraba como rayado. En reuniones por ejemplo no soy él cuenta chistes ni la persona que va a hacer reír a los demás. Soy más bien calmado y reservado.

Yo ya pasé esa parte de ser reconocido como personaje público, eso de ser estrella no se me subió para nada a la cabeza. Tengo los mismos amigos de siempre y afortunadamente, mi familia que me querían y admiraban antes de ser famoso me siguen queriendo y admirando, de manera que no hubo mucha novedad.



A todos nos afectó de una manera u otra La Pandemia. En el caso de los humoristas debió haber sido un periodo muy difícil. ¿Cómo lo pasó?

Definitivamente esto nos afectó porque nos quitaron el público. No podíamos hacer absolutamente nada. Cuando uno no está trabajando con un medio, nos movemos con un sinnúmero de actividades relacionadas con el público.

Afortunadamente, estuvimos en este caso, y hay que decirlo, en un país en donde las restricciones no fueron draconianas como en otras partes del mundo en donde hasta bolillo le dieron a la gente y hubo presos.

Vino la parte de la virtualidad, pero tampoco funcionó mucho porque aquí mucha gente todavía no está manejando lo de las redes sociales y pudimos corroborar que en Colombia la mayoría de la gente vive del rebusque y del día a día. Menos mal que este periodo crítico fue corto, de unos tres meses.

Me parece que esta experiencia nos mostró dos cosas. O seguir por debajo o despertar. Creo que el encierro jugó en contra de todos los que están manejando todas estas cosas. La gente en medio del encierro y al estar viendo otros medios alternativos, los que no siguieron la línea oficial, descubrieron muchas cosas que están saliendo a la luz y que por obvias razones no vamos a hablar porque entraríamos en otra temática.

Fue lamentable como se perdieron familiares, en mi caso, fueron dos tíos, uno de ellos fue parte de mi inspiración en la parte del humor, un personaje completamente sano que nunca iba donde los médicos, pero lo obligaron a ir…y más bien prefiero no seguir no hablando.


¿De su obra Una Comedia En Pañales qué puede contarnos?

Por lo anterior y por todas las ideas que vienen en estos momentos, donde, por ejemplo, en tres años pasamos de tener dos sexos, a supuestamente tener 112, que no sabemos de donde salieron.

Digamos que estamos en una época en donde hay mucha censura, en donde hablar de familia es discurso de odio para algunos personajes y la Comedia en Pañales habla de los embarazos adolescentes, es un monólogo con humor que cuenta la historia de un embarazo, pero visto desde la persona que está por nacer, con todos sus interrogantes, las voces que escucha de sus papás que son dos jóvenes que se conocieron en una fiesta de reguetón, o sea que no son los más expertos. Es una obra que valora mucho la parte de la mujer por darnos la oportunidad de estar acá. Deja un mensaje de la responsabilidad en los jóvenes con su sexualidad.

Me parece que no hay que decirles a los jóvenes roben tranquilos que a ustedes no les pasa nada, igual, tenemos buenos abogados. Más bien porque no enseñarles la prevención y el respeto. Esta es, como dicen los jóvenes, una filosofía de cuchos.

Esta obra tiene un nombre oficial para los medios que se llama La Cigüeña tiene huevo. La familia se divierte al observar cómo pasamos del bolero al reguetón, como eran los noviazgos de antes, como son los de ahora, y rematamos con una canción muy bonita de Ricardo Arjona que se llama Mi novia se me está poniendo vieja.

La obra ha tenido muy buena aceptación.



¿En qué proyectos está trabajando actualmente?

En Nacido para imitar, presentamos el show que se llama Humor a la Plancha en donde dos humoristas representamos la música de planchar con sus protagonistas, es un promedio de unos 30 a 40 personajes en hora y media.

Lo más reciente se llama Humor para crecer, con Alexis Calvo, un actor comediante que hizo parte de Pandillas, Guerra y Paz, él era el enano, como le dicen algunos, y se trata de su historia personal, es un monólogo de humor en donde Alexis cuenta cual ha sido su experiencia de ser una persona de talla baja en un mundo de grandes y su superación en sociedad. El Tamaño no importa para alanzar las metas

También con Wilson Rivera, una persona que sufrió de Polio, que también nos cuenta con humor su experiencia de superar sus retos. Las limitaciones son mentales.

Otra charla que se llama Del servicio al servicio sobre la prevención a la drogadicción, en esta yo hago una parte final que se llama Que tu vida sea un original y no una copia pirata. Estamos haciendo humor con valores.



¿Qué tan serio es hacer humor para Beto Rojas?

Buena pregunta. Por eso decía en la parte de las matemáticas, en la que comenzamos esta entrevista, es esto más esto y nos da un resultado. Una premisa más otra premisa saca una conclusión. Así es la parte del humor.

Yo creo siempre que el humor es un arte, creo que todos tenemos una posibilidad en cada función de decir algo importante y aportarle algo a la sociedad, más que la risa, entretener, divertir o hacer terapia.

Qué bueno que hayan aparecido buenos humoristas y si esta es su profesión, prepárese, porque la disculpa de algunos mediocres es que no hay escuela de humor en Colombia y tienen razón, pero si existen talleres de actuación, de locución, libretos, improvisación, cuentería, Stand-Up Comedy, técnica vocal para canto, etc. Yo las he tomado.

Hay que prepararse y si se tiene el talento y se quiere llegar lejos, entre más herramientas se tenga, muchísimo mejor.

Yo ya estoy escribiendo para otros comediantes que están empezando. Ese es más o menos el mensaje y como siempre les digo: “En el país de los sin sentidos, no perdamos nunca el sentido del humor. Soy Beto Rojas.


La chabacanería no forma parte de mi trabajo como humorista. No es mi fuerte.

Beto Rojas en su caracterización de su obra Una Comedia en Pañales.

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Germán Posada es natural de la ciudad de Medellín (Antioquia). Estudió Locución para Radio y Televisión en el Instituto Metropolitano de Educación (I.M.E). 
  
En Medellín colaboró en el programa Buenos Días Antioquia transmitido por la Cadena Colmundo Radio y participó en la animación y programación del programa Mirador Comunitario a través del Sistema Radial K (Armony Records). Ambos bajo la conducción y dirección del Periodista antioqueño Carlos Ariel Espejo Marín (q.e.p.d). 

 

Desde el 2001 reside en la ciudad de Montreal en donde ha participado en la realización y animación de los programas radiales Escuchando América Latina  (CKUT 90.3 FM), Onda Latina (CFMB 1280 am) y La Cantina (CFMB 1280). 
  

 

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